Autora de “El color púrpura” combate el racismo
Por Carolina Velázquez
México, DF, 10 ene 11 (CIMAC).- El próximo 9 de febrero cumplirá 67 años la
escritora afroamericana feminista Alice Walker, galardonada en 1983 por la
novela “El color púrpura” con el Premio Pulitzer a la obra de ficción,
considerado como la más alta distinción para los trabajos publicados en
Estados Unidos.
En esa ocasión el Pulitzer fue entregado por vez primera a una mujer
afroamericana.
A través de una serie de cartas dirigidas a Dios, Celine, la protagonista de
la novela, cuenta la historia de ella y su hermana Nettie, huérfanas de
madre y padre, quienes viven en una granja bajo una doble opresión, la de un
régimen semiesclavista y el yugo de los hombres.
Me interesaba mucho ayudarles a ser libres, afirma la escritora en un
comentario citado por la política y feminista española Carmen Alborch en
“Libres. Ciudadanas del mundo” (Santillana Ediciones, 2004).
Habla Walker: “Mi abuela, que de alguna manera se transformó en Celine,
había tenido dos hijos que murieron o nunca supo qué había sido de ellos.
Estaba encerrada con mi abuelo, no iba a ningún sitio. Así que decidí que,
en mi novela, la persona que la representaría y que recordaría su memoria
tendría una vida más rica”.
Con relación a los hombres de su familia recuerda: “Tuve dos abuelos que
fueron, de jóvenes, personas realmente horribles. Eran muy misóginos y muy
mezquinos. Tardé muchos años en entender que, en parte, se debía a la
opresión que sufrían por ser negros”.
Aun cuando ha señalado que al escribir el libro quería mostrar el camino
para liberarse de una dominación casi religiosa, la obra no remite
exclusivamente a este hecho sino a “la presunta inmutabilidad de un estado
de cosas”, según Alborch.
Un estado de cosas en donde la mujer afroamericana está supeditada al
marido; el hombre afroamericano está supeditado al hombre blanco; niñas y
niños están supeditados al mundo adulto; la población está supeditada al
orden moral del clérigo; las mujeres como niñas y niños, son objeto de
intercambio.
De ahí que en el libro de Alice Walker la liberación de Celine, señala la
autora de “Libres…”, se convirtió en un homenaje a sus antepasados, aquellas
y aquellos que vivieron bajo el manto de una teología intolerable y
torturadora.
La novela la llevó a un mundo no esperado por ella. También recibió el
premio American Book Award, que reconoce la excelencia de las diversas
comunidades literarias de Estados Unidos, y dos años después de la
publicación de “El color púrpura”, Steven Spielberg se basó en la obra para
realizar la película que lleva el mismo nombre.
Aunque el film de Spielberg tuvo 11 nominaciones a los Oscar y no recibió
ninguno, actualmente es un clásico de Hollywood.
EL SECRETO DE LA ALEGRÍA
A los ocho años, Alice Walker sufrió una herida que la marcó de por vida:
cuando jugaba con sus hermanos a indios y vaqueros recibió un disparó con
una escopeta de perdigones que le afectó el ojo derecho, agresión que ella
consideró intencional y su familia tomó como un accidente.
De este momento se habla en una de sus biografías escrita por Louis Pratt y
Darnell D. en 1988. “Cuando recuerda la experiencia, la autora (Alice
Walker) señala que la cicatriz dejó en ella el sentimiento cierto de
fealdad, aislamiento y soledad”. Un estado emocional que mantuvo vivo
durante mucho tiempo.
De su madre, quien por trabajar en el servicio doméstico ganaba 20 dólares a
la semana, recibió tres regalos que fueron significativos en su vida: una
máquina de coser que permitió hacer su propia ropa, una maleta con la que
viajó y una máquina de escribir con la que hizo su obra y un libro dedicado
a la historia de su madre.
En los años 60 luchó por los derechos civiles de la comunidad afroamericana.
Se casó en 1967 con Mel Leventhal, activista y abogado defensor de los
derechos humanos blanco y de origen judío, con quien tuvo una hija —Rebecca
Walker— y se separó en 1976.
Antes de “El color púrpura”, Walker trabajó como editora en la revista Miss
por 14 años; era apreciada y gozaba del favor de un público muy numeroso y
fiel aunque no era conocida a nivel nacional, comenta Alborch.
Hoy es vegetariana y autora de varias novelas, relatos, ensayos y libros de
poemas, además de ser reconocida como activista en distintas causas.
Ha participado en pro del medio ambiente, el feminismo (recuperando la
herencia ancestral de las hermanas guerreras negras), los derechos de los
animales y se ha manifestado en contra del bloqueo a Cuba y la ablación o
mutilación genital femenina.
Respecto a este último tema, en 1992 escribió la novela “En posesión del
secreto de la alegría”, en la que narra la historia de Tashi, una mujer
africana de la tribu Olinkan (de ficción) que decide someterse a la
circuncisión femenina y examina tanto las razones de su decisión como las
consecuencias que se derivan de ella.
De su trayectoria, su manera de ser visible a través de la escritura y su
lucha reciente contra la mutilación genital femenina, en “Libres. Ciudadanas
del mundo”, Carmen Alborch concluye que la resistencia es uno de los lemas
–incansables– que Alice Walker propone como el secreto de la alegría.
Una manera de dignificar la vida “ante los oprobios, la humillación y la
degradación física, moral y espiritual que sufren las mujeres mutiladas” en
África.
No hay comentarios:
Publicar un comentario