sábado, 16 de octubre de 2010

Colaboración de Fidel Castro Ruz

(tomado de www.cubadebate.cu)
 
Reflexiones de Fidel Castro:
 
El imperio por dentro (Primera parte)
 
Me asombra la ignorancia generalizada en torno a problemas vitales
para la existencia de la humanidad, en una época en que esta cuenta
con fabulosos medios de comunicación que no eran siquiera imaginables
hace 100 años, algunos tan recientes como Internet.
 
Hace apenas tres semanas se publicó la noticia de la pronta
distribución de un espectacular libro de Bob Woodward, periodista de
The Washington Post, cuyos artículos compartidos con Carl Bernstein,
hace 38 años, dieron al traste con el gobierno de Nixon por actos de
espionaje contra el Partido Demócrata en junio de 1972, que originaron
el escándalo de Watergate, por violaciones de leyes que la sociedad
norteamericana no podía darse el lujo de ignorar.
 
Me comuniqué con nuestro “embajador en Washington”, como yo califico a
Jorge Bolaños, jefe de la Oficina de Intereses de Cuba en la capital
de Estados Unidos, y le rogué me enviara por lo menos dos ejemplares
del libro que se anunciaba cuando apareciera en las librerías. Bolaños
envió cuatro ejemplares.
 
El texto, por supuesto, está en inglés; pasará -como es habitual-
mucho tiempo antes de que más de 500 millones de personas en el mundo
capaces de hablar o comprender el español, incluidos los inmigrantes
latinoamericanos en Estados Unidos, puedan leerlo en ese idioma.
 
Me comuniqué con una de nuestras mejores traductoras de inglés,
rogándole un esfuerzo especial para sintetizar el contenido del mismo.
El voluminoso ejemplar en ese idioma, titulado “Las guerras de Obama”,
cuenta con 33 capítulos y 420 páginas.
 
Debo señalar que en sólo tres días me entregó una síntesis de los 33
capítulos, en 99 páginas con letra de 18 puntos.
Cumpliré el deber de transmitir el contenido de ese libro, utilizando
textualmente las palabras diáfanas y precisas que me envió la
especialista de nuestro servicio de traducción del idioma inglés.
Emplearé para ello el espacio de las Reflexiones durante varios días.
 
No sería posible entender nada de la actual política de Estados Unidos
si se ignora el contenido de ese libro de Woodward, quien es poseedor
de más de un Premio Pulitzer; por supuesto, no tiene la más mínima
intención de liquidar al imperio.
Nuestro país será el primero del mundo en conocer de forma articulada
el contenido esencial de este libro. Como se conoce, en Cuba todos los
ciudadanos poseen altos niveles de escolaridad y es el país con más
alto índice de jóvenes matriculados en las universidades.
 
Nuestra principal fuerza no está en las armas; está en las ideas.
 
“CAPÍTULO 1:
 
“Dos días después de resultar electo Presidente, Obama convoca al
director nacional de inteligencia, Mike McConnell, para una reunión en
Chicago con el objetivo de conocer detalles sobre las más secretas
operaciones de inteligencia del amplio sistema de espionaje de los
Estados Unidos. Otros funcionarios participarían del encuentro, pero
McConnell aclaró que tenía orientaciones del ex presidente Bush de no
revelar esta información relacionada con los espías, las nuevas
técnicas de infiltración de Al Qaeda, las guerras en Irak y en
Afganistán y la protección de la nación, a nadie más que no fuera el
presidente electo.
 
“Michael J. Morell, jefe del Departamento de análisis de la CIA, y
McConnell se sentaron a solas con Obama en un cuarto de seguridad. Se
le informó, entre otros temas, que la principal amenaza para los
Estados Unidos provenía de Pakistán, y que ésta era la prioridad No. 1
de la DNI. Si los Estados Unidos se retiraban, la India y Pakistán
llenarían el vacío de poder en Afganistán. Lo mejor era que Obama
buscara la paz entre estos dos países. Bush había ordenado los ataques
de aviones no tripulados contra los campamentos en Pakistán e instruyó
que se le notificara a este país de manera “concurrente”, es decir,
mientras se producía el ataque o, para mayor seguridad, unos minutos después.”
 
Recomendamos a los lectores ir reteniendo los nombres de cada una de
las personalidades mencionadas, así como las teorías elaboradas para
justificar los hechos increíbles que llevan a cabo.
 
“Al Qaeda reclutaba a personas de 35 países cuyos pasaportes no
necesitaban visa para entrar en los Estados Unidos, y eso era una gran
preocupación. A Obama se le informaron las palabras claves para los
ataques de los aviones no tripulados (SYLVAN-MAGNOLIA), sólo conocidas
por las personas con el más alto nivel de acceso a los temas de
seguridad, entre las cuales se encontraba ahora el nuevo presidente.
 
“Los principales éxitos provenían de las fuentes humanas, los espías
en el terreno, que le indicaban a la CIA hacia dónde mirar, a dónde ir
de cacería y dónde matar. Los espías eran los verdaderos secretos que
Obama llevaría consigo de ahora en lo adelante. La CIA era muy
cuidadosa con sus fuentes.
 
“Cada una tenía un nombre en clave, como, por ejemplo, MOONRISE.
Cuando demasiadas personas sabían de él o ella o de sus éxitos, se le
liquidaba. El oficial al frente del caso informaba que MOONRISE había
hecho el sacrificio máximo, pero la persona en cuestión no había
muerto realmente. Sólo su código cambiaba, y ahora la CIA tendría otra
fuente llamada SOOTHING STAR, la misma persona con un nuevo nombre.
 
“Un secreto importante que nunca había sido reportado en los medios ni
en ninguna otra parte era la existencia de un ejército encubierto de 3
000 hombres en Afganistán, cuyo objetivo era matar o capturar a los
talibanes y en ocasiones adentrarse en las zonas tribales para
pacificarlas y obtener apoyo.
 
“McConnell y Morell se refirieron al programa nuclear iraní. Se sabía
que ellos trataban de obtener el arma nuclear y que había
instalaciones ocultas. McConnell dijo estar seguro de que Irán
obtendría un arma nuclear tipo fusil, probablemente primitiva, pero
que pudieran detonarla en el desierto con un gran efecto y que en su
opinión esto ocurriría entre el año 2010 y el 2015.
 
“Otra gran amenaza era Corea del Norte, que tenía suficiente material
como para fabricar seis bombas. Los coreanos iban a conversar, iban a
mentir, iban a amenazar con retirarse y después iban a tratar de renegociar.
 
“Los chinos habían pirateado las computadoras de la campaña de Obama
en el verano de 2008 y también las de McCain, y habían sacado ficheros
y documentos a una velocidad asombrosa. McConnell dijo que los Estados
Unidos eran vulnerables a los ataques cibernéticos.”
 
De inmediato, el libro de Woodward refleja la primera reacción de
Obama ante el enredo y la complejidad de la situación creada por la
guerra antiterrorista desatada por Bush.
 
“Obama le comentó a uno de sus más cercanos asesores que había
heredado un mundo que podía explotar en cualquier momento en más de 6
formas diferentes, y que contaba con medios poderosos pero limitados
para evitarlo. Obama reconoció que, después de las elecciones, todos
los problemas del mundo eran vistos como su propia responsabilidad y
que las personas decían: ‘Usted es la persona más poderosa del mundo.
¿Por qué no hace usted algo al respecto?’
 
“CAPÍTULO 2
 
“John Podesta, ex jefe de gabinete de Bill Clinton, estaba convencido
de que la política debía diseñarse, organizarse y monitorearse a
través de un sistema centralizado en la Casa Blanca. Pero Obama tenía
en mente a otro para el cargo: Rahm Emmanuel, quien se convirtió en el
No. 3 de la Casa Blanca. Ambos eran de Chicago pero no se conocían bien.
 
“Obama, en su condición de candidato presidencial, le había dicho a
David Petraeus en Irak que le pidiera todo cuanto él necesitara si
finalmente se convertía en comandante en jefe del ejército. Obama
estaba preparado para decir ‘no’ a lo que Bush había dicho ‘sí’.
 
“Petraeus casi redefinió el concepto de guerra en un nuevo manual de
su autoría (Counterinsurgency Field Manual) que puso en práctica en
Irak. Su idea principal era que los Estados Unidos no podían salirse
de la guerra. Tenían que proteger y ganarse a la población, vivir
entre ellos, para que un gobierno estable y competente pudiera
prosperar. El nuevo soldado, según él, debía ser un trabajador social,
un planificador físico, un antropólogo y un psicólogo.
 
“Petraeus tenía pocos hobbys (no pescaba, no cazaba, no jugaba golf).
Podía pasar por un hombre de 35 años. Podía correr 5 millas en
alrededor de 30 minutos. Obtuvo el grado de Doctor en la Universidad
de Princeton. Su padre murió y él decidió permanecer en Irak para
supervisar la guerra. Los iraquíes lo llaman el Rey David. Algunos de
sus colegas lo llaman La Leyenda de Irak. Pero la presidencia de Obama
iba a cambiar el estatus de Petraeus.
 
“CAPÍTULO 3
 
“El nuevo Director de la CIA, Mike Hayden, viaja a Nueva York para
discutir con el Presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, sobre los
ataques de los aviones no tripulados ‘Predator’ en el interior de ese
país. La gran lección aprendida en la Segunda Guerra Mundial y en Viet
Nam era que los ataques desde el aire, incluso los bombardeos masivos,
no pueden ganar una guerra.
 
“Los medios de prensa pakistaníes se preocupaban por el número de
víctimas civiles. Pero la muerte accidental de pakistaníes era sólo
parte de la historia.
 
“En una reunión que sostuvo Hayden con el presidente pakistaní, este
último le dijo: ‘Mate a los principales. Los daños colaterales les
preocupan a ustedes, los estadounidenses. A mí no me preocupan’.
Zardari le daba así luz verde a la CIA y Hayden agradeció su apoyo.
 
“En una de sus largas conversaciones, Obama abordó el tema de Hillary
Clinton con David Axelrod, su principal asesor político y el más
cercano a él. Éste le preguntaba a Obama cómo podía confiar en
Hillary. Obama contestó. “Creo conocerla bien. Si es parte del equipo,
va a sernos fiel”. Ella se mantuvo al lado de su esposo durante el
escándalo de Mónica Lewinsky y Obama quedó impresionado por su
resistencia. Él necesitaba a alguien con la estatura suficiente como
para convertirse en un actor principal en la escena internacional.
 
“La Clinton no estaba convencida de que ese puesto sería para ella. No
existía ninguna reserva de confianza entre el equipo de ella y el de él.
 
“Vinieron después los problemas con su esposo y los contribuyentes de
fuertes sumas para su biblioteca presidencial, su fundación y la
Iniciativa Global Clinton. Los abogados de Obama dijeron que estas
empresas no podían aceptar dinero si Hillary era nombrada Secretaria
de Estado. Ella reconocía que esto era un gran obstáculo pero que no
enviaría a Bill a vivir en una cueva durante cuatro u ocho años. ‘No
voy a decirle que cancele las operaciones que tiene en 26 países y que
están salvando vidas’, dijo ella. ‘No vale la pena’. Podesta le
prometió que trabajarían en eso.
 
“Se preparó un discurso donde ella le daba las gracias a Obama, por
teléfono, por haberla tenido en cuenta para el cargo, pero Podesta se
encargó de que ambos no pudieran conectarse.
 
“El ‘no’ de Hillary se transformaba en un ‘quizás’. Marke Penn, el
principal estratega de su campaña, pensaba que si se mantenía en el
Departamento de Estado durante ocho años, estaría en la mejor posición
para nominarse como Presidenta nuevamente. Sólo tendría 69 años, la
misma edad de Reagan cuando asumió el poder.”
 
“CAPÍTULO 4
 
“James L. Jones, un General retirado, consideraba que el gobierno de
Bush era asombrosamente desorganizado y penosamente poco serio en lo
que respecta a la paz en el Medio Oriente. Jones dijo que el Consejo
de Seguridad de Bush carecía de personal y era disfuncional, y que el
asesor para la seguridad nacional tenía que aplicar medidas para
garantizar un avance razonable en el logro de los objetivos.
 
“Un sector demasiado amplio de la política estaba en el módulo de
piloto automático, y el asesor de seguridad nacional tenía que
encontrar la forma de lograr resultados sin tener que controlar al
detalle lo que los diferentes departamentos y agencias debían hacer.
Obama preguntaba cómo se debía lograr eso. Convenza a sus subordinados
de que la visión de ellos es la suya, le recomendaba Jones. [...]
Obama decidió que Jones fuera su asesor para la seguridad nacional.”
 
“Jones se sorprendió de que Obama lo nombrara para este cargo de tanta
responsabilidad y que confiara en alguien que apenas conocía. Jones
pensaba que todo se basaba en las relaciones personales, y él no
mantenía tales relaciones con Obama.”
 
“El 26 de noviembre Bush convocó una de las últimas reuniones del
Consejo de Seguridad Nacional para analizar un informe muy secreto
sobre la guerra en Afganistán, elaborado por el teniente general del
Ejército Douglas Lute, conocido como el Zar de la Guerra. El informe
concluyó diciendo que los Estados Unidos no podrían mantenerse en
Afganistán a menos que se resolvieran tres grandes problemas: mejorar
la gobernabilidad, disminuir la corrupción y eliminar los santuarios
de los talibanes en Afganistán.”
 
Viene ahora otro sorprendente episodio, tras el cual estaba la mano
del gobierno de Estados Unidos, demostrando el riesgo del que nos
habló hipotéticamente el autor de la teoría del “Invierno Nuclear”.
Bastaría -nos dijo- una guerra entre Paquistán y la India, los dos
países que menos armas atómicas poseen en el Grupo de los 8 que
pertenecen al “Club Nuclear”. Lo que se revela en el libro “Las
guerras de Obama”, demuestra que cualquier irresponsabilidad de la
política de Estados Unidos puede conducir a la catástrofe.
 
“Condoleezza Rice no se sintió complacida con el informe. Bush decidió
que no iba a hacerlo público. Posteriormente, 10 personas armadas
comenzaron a merodear por la ciudad india de Bombay, creando un
espectáculo de caos y violencia transmitido en vivo por la televisión
durante 60 horas. Seis ciudadanos estadounidenses resultaron muertos.
La operación fue organizada por un grupo conocido por la sigla LeT,
que significa el Ejército de los Puros, y estaba siendo financiado por
la agencia de inteligencia de Pakistán. Bush quería evitar tensiones
entre la India y Pakistán. La base de su mandato era cero tolerancias
para los terroristas y sus aliados. El FBI se horrorizó al ver que una
operación de bajo costo con el uso de la alta tecnología había
paralizado a la ciudad de Bombay. Las ciudades estadounidenses tenían
el mismo grado de vulnerabilidad. Un funcionario del FBI expresó:
‘Bombay lo cambió todo.’
 
“CAPÍTULO 5
 
“Al asumir el cargo como director de la CIA, Hayden había heredado una
organización que, según él, padecía del ‘síndrome del niño golpeado’.
 
“Obama lo había convocado para una reunión de información sobre las
operaciones encubiertas. Hayden consideró que ésta era la oportunidad
de probar cuán graves eran las amenazas y cuán seriamente se las
tomaba la CIA. Se refirió a 14 operaciones altamente secretas, cuyo
objetivo era llevar a cabo operaciones clandestinas y letales contra
el terrorismo, impedir que Irán desarrollara armas nucleares, disuadir
a Corea del Norte de no fabricar más armas nucleares, llevar a cabo
operaciones contra la proliferación en otros países, operar de manera
independiente o en apoyo a los Estados Unidos en Afganistán, aplicar
una serie de operaciones letales y otros programas en Irak, apoyar los
esfuerzos clandestinos en aras de detener el genocidio en la región
sudanesa de Darfur, brindarle a Turquía información de inteligencia
para que impida que el Partido de los Trabajadores en el Kurdistán
establezcan un enclave separatista dentro de Turquía.
 
“El 5 de enero de 2009 Hayden se entera, por un artículo publicado por
la versión en línea del diario The Washington Post, que había sido
sustituido como director de la CIA y en su lugar habían nombrado a
Leon Panetta. Hayden consideraba que ser reemplazado por un político
era una humillación personal. Panetta posee habilidades para construir
relaciones personales. Hayden, en su encuentro con Panetta, le
advierte: 1) Usted es el comandante de la nación en la guerra global
contra el terrorismo; 2) Cuenta con el mejor personal del gobierno
federal. 3) he leído algunos de sus artículos; no vuelva a utilizar
las palabras CIA y tortura en el mismo párrafo. La tortura es una
felonía. Puede no gustarte pero no digas nunca que hay tortura.
Legalmente la CIA no ha torturado a nadie. McConnell le advirtió a
Panetta: ‘Tienes que entender la batalla que vas a tener que librar
con la CIA, porque ellos te ven como si fueras el enemigo.’
 
“CAPÍTULO 6
 
“Obama le pide a Biden que viaje a Afganistán y a Pakistán antes de su
investidura como presidente y le pide que lleve a un Republicano.
Lindsey Graham, de Carolina del Sur, es el seleccionado.
 
“Biden le dijo oficialmente al Presidente pakistaní cuál era la idea
de Obama: Afganistán sería su guerra; en breve enviaría más tropas,
pero para ello necesitaba trabajar de conjunto con Pakistán.
 
“Zardari por su parte reconoció no tener tanta experiencia como su
difunta esposa, Benazir Bhutto, pero que su misión no era diferente, y
necesitaba que los Estados Unidos le ayudaran a ganar un apoyo
suficiente en el plano interno; que existía mucho anti-americanismo en
el país…”
 
“Biden le advirtió que para ello era necesario que Zardari dejara de
jugar en los dos bandos, pues la CIA pensaba que había mucha
información de inteligencia que estaba siendo utilizada para alertar a
los campamentos de los terroristas en contra de los ataques de los
aviones no tripulados.
 
“Biden y Graham partieron hacia Kabul. Después de las elecciones de
2004 las relaciones de Karzai con los Estados Unidos se habían tornado
muy volátiles. Con frecuencia criticaba a los estadounidenses por el
número de víctimas civiles. Las evidencias de corrupción en su
gobierno y en su familia exacerbaban las tensiones con los Estados Unidos.
 
“Biden le advirtió a Karzai que no estaba interesado en hacerle la
vida difícil, pero que de él dependía en gran medida el éxito de los
Estados Unidos.
 
“Karzai convocó a varios miembros de su gabinete para que le
informasen directamente a Biden y a Graham lo que estaban haciendo. A
Karzai se le dijo que Obama quería ayudar, pero que esa idea de
levantar el teléfono y llamar al Presidente Obama, como él hacía con
Bush, ya no iba a ocurrir más. Biden le criticó a Karzai su
incapacidad de gobernar todo el país, su negativa a recorrer el país
para crear consenso entre las diferentes tribus, las casas suntuosas
de los funcionarios afganos cercanas al palacio presidencial, sin
dudas pagadas por los Estados Unidos. ‘Usted es sólo el alcalde de
Kabul’, le dijo Biden a Karzai.
 
“Karzai les criticó el alto número de víctimas civiles y Biden se
comprometió a minimizarlas, pero le advirtió que tenía que estar con
ellos en esta guerra; que si ésta no era una guerra para ellos, los
Estados Unidos no enviarían más soldados. Karzai respondió que no
estaba haciendo ninguna crítica, sino haciéndoles saber que existía un
problema.
 
“Biden sugirió tratar el asunto en privado, no en una conferencia de
prensa, y Karzai no estaba de acuerdo. Las víctimas civiles eran un
problema público y Biden lo había denigrado ante los miembros de su
gabinete. Karzai advirtió que el pueblo afgano no lo iba a tolerar;
que los afganos debían ser sus aliados, no sus víctimas. El embajador
William Word intervino para decir que la conversación había sido útil
pero que demostraba que existían frustraciones de ambas partes.
 
“Biden se entrevistó con David McKiernan, el jefe de las tropas
estadounidenses en Afganistán, quien le dijo que para ganar esa guerra
era necesario el envío de los 30 000 efectivos aún pendientes desde el
gobierno de Bush. Biden indagó acerca de Al Qaeda y David le respondió
que no había visto ni un solo árabe en dos años allí. Ello confirmaba
las sospechas de Biden: Al Qaeda, el motivo principal de esta guerra,
era un problema pakistaní.
 
“Biden le recomendó a Obama tomar distancia con Karzai. Graham le
confesó: ‘Sr. Presidente, estamos perdiendo esta guerra.’ Graham
estaba convencido de que era imposible ganar la guerra en Afganistán
si se perdía la guerra en Irak.
 
“CAPÍTULO 7
 
“La ceremonia de investidura de Obama el 20 de enero estuvo a punto de
suspenderse. Información de inteligencia confiable indicaba que un
grupo de extremistas somalíes planeaba atacar a Obama con explosivos.
Sin embargo, toda la atención se concentraba en el discurso de Obama y
en qué diría.
 
“El general Petraeus se encontraba nuevamente en Afganistán.
 
“Obama convocó una reunión de su grupo nacional de seguridad el 21 de
enero. La decisión clave era nombrar a Petraeus al frente del Comando
Central. Obama pidió que se le propusieran tres opciones acerca de la
guerra en Irak. Ordenó que se hiciera un estudio en 60 días para saber
‘cómo íbamos a llegar a donde queríamos llegar’. Una de las opciones a
tener en cuenta, a solicitud el Presidente, era el retiro de las
tropas en un período de 16 meses.
 
“Un equipo de 80 personas comenzó a estudiar la situación de
Afganistán. Se analizaron los interrogatorios a los prisioneros, los
reportes del campo de batalla, los registros financieros, la
propaganda y los comunicados emitidos por los talibanes.
 
“Al preguntar Petraeus qué se había encontrado, Derek Harvey, de la
Agencia de Inteligencia para la Defensa, le respondió que la situación
era como la de un ciego ayudando a caminar a otro ciego; que los
Estados Unidos tenían un gran desconocimiento acerca de la insurgencia
afgana, quién era el enemigo y dónde estaba, cómo veían ellos esta
guerra y cuáles eran sus motivaciones. Se sabía demasiado poco acerca
del enemigo como para trazar una estrategia que condujese a la
victoria. Harvey trataba de revolucionar la obtención de información
de inteligencia y se dedicó por entero a ello. Él era de la opinión de
que la guerra podía ganarse, pero que el gobierno de los Estados
Unidos iba a tener que hacer grandes compromisos durante muchos años;
que quizás no iban a tener mucha aceptación entre los electores. ‘Yo
creo que la guerra en Afganistán se puede hacer, pero no se puede
vender’, expresó Harvey.
 
“Obama anunció que el envío de nuevos efectivos tendría que anunciarse
como parte de una nueva estrategia. Petraeus indicó que los objetivos
no se alcanzarían sin una mayor cantidad de tropas, que no se podía
contar sólo con los ataques de los aviones no tripulados. Petraeus
insistió en el envío de los 30 000 efectivos. Obama preguntó si era
necesario enviar todas esas tropas a la vez, y advirtió que era
necesario antes contar con una estrategia y que el Presidente
necesitaba se le propusieran las decisiones a tomar. El Presidente
parecía entender que esta guerra no se ganaría en uno o dos años. El
Presidente abandonó la reunión para cumplir otros compromisos sin
haber tomado ninguna decisión al respecto.”
 
II PARTE
 
En la Reflexión de ayer aparece un párrafo clave extraído del libro de
Woodward: “Un secreto importante que nunca había sido reportado en los
medios ni en ninguna otra parte era la existencia de un ejército
encubierto de 3 000 hombres en Afganistán, cuyo objetivo era matar o
capturar a los talibanes y en ocasiones adentrarse en las zonas
tribales para pacificarlas y obtener apoyo.”
 
Tal ejército, creado y manejado por la Agencia Central de Inteligencia
(CIA), entrenado y organizado como “fuerza especial”, ha sido
integrado sobre bases tribales, sociales, antirreligiosas y
antipatrióticas; su misión es el seguimiento y la eliminación física
de guerrilleros talibanes y otros afganos, calificados como
extremistas musulmanes. Nada tienen que ver con Al Qaeda y Bin Laden,
un saudita reclutado y financiado por la CIA para luchar contra los
soviéticos cuando sus tropas ocuparon Afganistán. Cuando el
Vicepresidente Biden viajó a Kabul, a principios de 2009, David
Mckiernan, jefe de las tropas de Estados Unidos en Afganistán, le dijo
cuando este preguntó por Al Qaeda: “que no había visto ni un solo
árabe en dos años allí”.
 
A pesar de la relativamente breve y efímera importancia que los
principales medios internacionales de prensa dieron a “Las guerras de
Obama”, estos, sin embargo, no dejaron de consignar esta reveladora noticia.
 
El gobierno de Estados Unidos estaba ante un problema insoluble. En
una de las últimas reuniones del Consejo de Seguridad Nacional durante
la presidencia de Bush, se aprobó un informe donde se afirmaba: “que
los Estados Unidos no podrían mantenerse en Afganistán a menos que se
resolvieran tres grandes problemas: mejorar la gobernabilidad,
disminuir la corrupción y eliminar los santuarios de los talibanes…”
 
Podría añadirse que el problema es más grave si se toman en cuenta los
compromisos políticos y militares de Estados Unidos con Pakistán, un
país dotado de armas nucleares, cuya estabilidad en medio de tensos
equilibrios de carácter étnico, había sido afectada por la aventurera
guerra de Bush en Afganistán. Cientos de kilómetros de frontera
montañosa, con poblaciones del mismo origen que están siendo atacadas
y masacradas por aviones sin piloto, son compartidos por Pakistán y
Afganistán. Las tropas de la OTAN, cuya moral decrece día por día, no
podrán ganar esta guerra.
 
Sin enormes cantidades de combustible, alimentos y municiones, ningún
ejército puede moverse. La propia lucha de los afganos y pakistaníes,
de uno y otro lado de la frontera, ha descubierto el punto débil de
las sofisticadas tropas de Estados Unidos y Europa. Las largas rutas
de abastecimientos se están convirtiendo en cementerio de los enormes
camiones y cisternas destinados a esa tarea. Los aviones sin piloto,
las comunicaciones más modernas, las sofisticadas armas
convencionales, radioeléctricas y hasta las nucleares, sobran.
 
Pero el problema es mucho más grave que lo que estas líneas expresan.
 
Seguimos, sin embargo, adelante con la síntesis del espectacular libro
de Woodward.
 
“CAPÍTULO 8
 
“Jack Keane, General retirado, muy cercano a Hillary Clinton, le
advirtió que la estrategia seguida en Afganistán era incorrecta, que
el elevado número de víctimas no iba a poner fin a la insurgencia, que
esto tenía el efecto contrario, que la única salida era una ofensiva
contrainsurgente intensiva para proteger a los afganos. McKiernan no
estaba interactuando con los gobernadores de las provincias. Keane le
expresó que se recurría mucho a la lucha antiterrorista y la
estrategia contrainsurgente no marchaba a la par.
 
“Keane le propuso sustituir a McKiernan por el Teniente General Lloyd
Austin III, segundo al mando en Irak; y también propuso a McChrystal,
agregando que éste era, sin dudas, el mejor candidato.
 
“McChrystal había organizado buenas campañas antiterroristas en Irak,
pero los éxitos tácticos no se traducían en victorias estratégicas. Es
por ello que la contrainsurgencia era necesaria.
 
“CAPÍTULO 9
 
“En la audiencia de confirmación de Leon Panetta como Director de la
CIA ante el Comité de Inteligencia del Senado, este afirmó que la
Agencia ya no enviaría a los supuestos terroristas a otro país para
que fuesen torturados, porque esto estaba prohibido según las órdenes
ejecutivas del nuevo Presidente. Él declaró que tenía la sospecha de
que la CIA enviaba personas a otros países para que fuesen
interrogadas utilizando técnicas que ‘violaban nuestras normas’.
 
“Hayden lo estaba observando por la televisión y se preguntaba,
molesto, si Panetta había ignorado la conversación que ambos habían
tenido el mes anterior. Hayden contactó a Jeff Smith, ex asesor
general de la CIA, quien estaba ayudando en la transición entre Hayden
y Panetta y le amenazó diciéndole: ‘O bien él retira lo dicho en su
testimonio público mañana o tendremos el espectáculo donde el actual
Director de la CIA le diga al futuro Director de la CIA que no sabe de
lo que está hablando’. Hayden dijo que lo expresaría públicamente y
que eso no iba a beneficiar a nadie. Al día siguiente fue el Senador
Kit Bond, de Missouri, el jefe republicano del Comité de Inteligencia,
quien le preguntó a Panetta si él se retractaba de lo que había dicho
el día anterior y Panetta dijo que sí.
 
“Hayden posteriormente se reunió con Panetta y le dijo que había leído
sus escritos, donde decía que el gobierno de Bush había seleccionado
la mejor información de inteligencia para alegar la existencia de
armas de destrucción masiva en Irak. Panetta había culpado de ello a
una unidad especial del Pentágono creada por Rumsfeld. Panetta
respondió que no era cierto, que había sido un error de ellos, y
aceptó que se había producido en ese caso un catastrófico fallo de
inteligencia en la agencia de la cual iba a ser director.
 
“El 13 de febrero el presidente se reunió nuevamente con el Consejo de
Seguridad Nacional para discutir cuatro opciones para el despliegue de
tropas en Afganistán.
 
“1. Decidir sólo después de definir una estrategia.
 
“2. Enviar de inmediato a 17 000 efectivos.
 
“3. Enviar los 17 000 pero en dos partes.
 
“4. Enviar 27 000, con lo cual se daría cumplimiento a la
solicitud del General McKiernan.
 
“Clinton, Gates, Mullen y Petraeus apoyaron el envío de los 17 000 de
inmediato. Ésta también fue la recomendación de Jones. Richard
Holbrooke, en un video de seguridad, advirtió que 44 años atrás el
Presidente Johnson debatía lo mismo con sus asesores para el caso de
Viet Nam. ‘No se puede olvidar la historia’, agregó. Viet Nam nos
había enseñado que las guerrillas ganan en una situación de impasse, y
que por lo tanto él apoyaba el envío de los 17 000. Obama finalmente
le notificó al Pentágono que había decidido enviar 17 000.
 
“CAPÍTULO 10
 
“El objetivo para el gobierno de Obama estaba claro: desmantelar y
finalmente derrotar a Al Qaeda y sus aliados extremistas, sus
estructuras de apoyo y sus santuarios en Pakistán, y evitar su regreso
a Pakistán o Afganistán. Jones, Gates y Mullen se preguntaban si
podían confiar en los pakistaníes. Biden proponía reforzar las
operaciones anti-terroristas y concentrarse en Al Qaeda y en Pakistán.
Obama preguntó si el envío de 17 000 efectivos y posteriormente 4
000 más harían la diferencia y la respuesta fue que sí. Obama
preguntó cuánto costaría esta operación y la respuesta fue que no se
sabía, que esto sólo era un estudio y que no se había hecho un cálculo
del presupuesto, pero que el costo de colocar a un soldado
estadounidense en Afganistán, incluidos los pagos como veterano de
guerra, el seguro de salud, el costo de la atención a sus familiares,
la alimentación y el armamento, ascendía a aproximadamente 25 000
dólares al año. El costo de un soldado afgano en el terreno ascendía
a unos 12 000 dólares. Más tarde Obama confirmó que Pakistán sería el
centro de cualquier nueva estrategia.
 
“En una reunión con el Consejo de Seguridad Nacional, Obama dijo que
esperaba contar durante al menos dos años con el apoyo popular para su
estrategia. Biden expresó que la suerte estaba echada, aunque
haciendo notar que disentía, pero aseguró que apoyaría la estrategia
del presidente.
 
“CAPÍTULO 11
 
“Petraeus se mostraba preocupado. Le preocupaba convertirse en la
víctima de sus éxitos anteriores en Irak. Probablemente una
contrainsurgencia no era la estrategia correcta en Afganistán, pero
Petraeus le había asignado la tarea de estudiar el tema a un grupo de
expertos en operaciones y actividades de inteligencia, quienes tenían
una opinión contraria. Parecía que el Presidente no había aceptado sus
argumentos a favor de una operación contrainsurgente. El presidente
anunció en un discurso su estrategia de desmantelar y derrotar a Al
Qaeda. Un editorial del diario The Washington Post elogió el plan con
el siguiente titular: ‘El precio del Realismo’. El discurso
sorprendió a algunos. El presidente personalmente le había hecho
cambios al texto. Obama no se había comprometido totalmente con el
envío de todas las tropas solicitadas por el ejército. Obama dijo que
analizaría la cuestión nuevamente después de las elecciones en Afganistán.
 
“El Secretario de Defensa Gates parecía cómodo con la decisión: Dos
días después declaró que no veía la necesidad de pedir más tropas o
pedirle al Presidente que las aprobara hasta tanto no se viera el
desempeño de las mismas.
 
“El Presidente de Pakistán se reunió con Obama en su oficina. Obama le
dijo que no quería armar a Pakistán en contra de la India. Reconoció
que habían avanzado en Swat pero que el cese al fuego había provocado
que los extremistas subvirtieran la legitimidad del gobierno
pakistaní, y que el gobierno estuviera dando la impresión de que nadie
estaba a cargo. Obama reconoció que Pakistán actuaba ahora con más
decisión, lo cual se había hecho evidente por su actuación en Swat y
por haber permitido que la CIA lanzara como promedio un ataque con
aviones no tripulados cada tres días en el curso del mes anterior. Los
pakistaníes habían lanzado una operación con 15 000 efectivos, una de
las mayores hasta el momento, contra los talibanes.
 
“El jefe del Estado Mayor Conjunto se daba cuenta de que la solución
del problema afgano estaba justo a la vista, merodeando por los
pasillos del Pentágono. McChrystal ya era una leyenda. Había
trabajado más que nadie, solucionando problemas y sin protestar.
Cumplía a cabalidad todas las órdenes. Gates finalmente anunció que
McChrystal sería el nuevo comandante de las tropas en Afganistán.
‘Nuestra misión allí’, dijo, ‘requiere nuevas ideas y nuevos enfoques
por parte de nuestros jefes militares’. Posteriormente Obama expresó
que él había estado de acuerdo con esta decisión porque confiaba en
las opiniones de Gates y Mullen, pero que no había tenido la
oportunidad de conversar personalmente con él.
 
“El 26 de mayo de 2009 apareció en el informe al Presidente uno de los
más sensibles reportes de inteligencia profunda. Su título era: Los
reclutas de Al Qaeda en América del Norte pudieran hacer cambiar los
objetivos y las tácticas en los Estados Unidos y en Canadá. Según el
informe, alrededor de 20 partidarios de Al Qaeda con pasaportes
estadounidenses, canadienses o europeos se estaban entrenando en los
santuarios de Pakistán para regresar a sus países de origen y
perpetrar actos terroristas de alto perfil. Entre ellos se incluían
media docena del Reino Unido, varios canadienses, algunos alemanes y
tres estadounidenses. No se conocían sus nombres. Dennis Blair
pensaba que los informes eran lo suficientemente alarmantes y creíbles
como para que el Presidente fuese informado. Pero Rahm Emmanuel no
estaba de acuerdo. Blair respondió, como asesor de inteligencia del
Presidente, que se sentía realmente preocupado y Emmanuel lo acusó de
estar tratando de responsabilizarlo a él y al Presidente.
 
“Al salir de la Casa Blanca Blair estaba convencido de que ambos
vivían en planetas diferentes con respecto a este tema. Cada vez más
veía una falla en el gobierno.
 
“CAPÍTULO 12
 
“El General Jones acostumbraba a viajar él mismo a Afganistán para
hacer sus propias valoraciones. Él era de la opinión de que los
Estados Unidos no podían perder esa guerra, porque la gente iba a
decir que los terroristas habían ganado y este tipo de acciones se
iban a ver en África, América del Sur y otros lugares. Las
organizaciones como la OTAN, la Unión Europea y las Naciones Unidas
podrían quedar relegadas al basurero de la historia.
 
“Jones visita a los soldados heridos, se reúne con los coroneles y se
entrevista con McChrystal. McChrystal le confiesa que Afganistán
estaba mucho peor que lo que él esperaba. Advirtió que había sobradas
razones para preocuparse y que si la situación no se revertía pronto
se haría irreversible. Jones pidió que le enumerara los problemas y
McChrystal comenzó a citar toda una letanía de ellos: el número de
talibanes en el país era muy superior a lo que se pensaba (25 000).
Jones comentó que eso era el resultado del tratado firmado entre
Pakistán y sus tribus, pues allí los nuevos talibanes podían ser
entrenados sin interferencias. El número de ataques talibanes se
acercaba a los 550 semanales y en los últimos meses se había casi
duplicado. Las bombas a los bordes de la carretera estaban matando a
aproximadamente 50 efectivos de las tropas de la coalición cada mes, a
diferencia de la cifra de ocho registrada el año anterior.
 
“Jones insistía en que la nueva estrategia tenía tres etapas:
 
“1.- La seguridad.
 
“2.- El desarrollo económico y la reconstrucción.
 
“3.- La gobernabilidad por parte de los afganos bajo el imperio de la ley.
 
“Jones insistía en que la guerra no la iba a ganar sólo el ejército,
que durante el próximo año la parte de la estrategia que debía
comenzar a funcionar era el desarrollo económico, y que si eso no se
hacía bien no iban a haber suficientes tropas en el mundo para lograr
la victoria. Jones aclaró que ésta era una nueva época y que Obama no
le iba a dar a los comandantes del ejército todas las fuerzas que
ellos pedían, como acostumbraba a hacer Bush durante la guerra en
Irak. Jones añadió que el Presidente sabía que estaba caminando por
el filo de una navaja, lo cual quería decir que no sólo eran tiempos
difíciles y peligrosos, sino que la situación podía avanzar en una u
otra dirección.
 
“En la provincia de Helmand, Jones aclaró que la estrategia de Obama
estaba destinada a reducir la participación y el compromiso de los
Estados Unidos, que él no pensaba que Afganistán debía ser la guerra
sólo de los Estados Unidos, pero que había habido una tendencia a
americanizarla.
 
“A su regreso Jones le informa a Obama que la situación era
desconcertante; que no había relación alguna entre lo que le habían
estado diciendo durante los últimos meses y lo que el General
McChrystal estaba enfrentando. Obama le pregunta al fin cuántas tropas
se necesitaban y Jones le informa que aún no había un número definido.
Él pensaba que era necesario completar las dos primeras etapas de la
estrategia -desarrollo económico y gobernabilidad-, o de lo contrario
Afganistán simplemente se iba a tragar cualquier cifra adicional de tropas.
 
“En el Pentágono la reacción era muy diferente. Jones fue acusado de
querer poner límites a la cifra de tropas. Éste alegaba que no era
justo que el presidente tomara la decisión que había tenido que tomar
en marzo, y antes de completar los 21 000 efectivos allí, decidir que
como la situación era tan mala se necesitaban de 40 000 a 80 000
efectivos adicionales.
 
“Entre la Casa Blanca y el Pentágono existía un abismo cada vez mayor,
y esto ocurría sólo cuatro meses después de que el Presidente diera a
conocer su nueva estrategia.
 
“CAPÍTULO 13
 
“Algunos funcionarios del gobierno estadounidense describían el
gobierno de Obama utilizando la terminología afgana, y decían que la
presidencia estaba poblada por ‘tribus’, lo cual reflejaba sus
divisiones. La tribu de Hillary vivía en el Departamento de Estado;
la tribu de Chicago ocupaba las oficinas de Axelrod y Emmanuel; la
tribu de la campaña presidencial ocupaba el Consejo de Seguridad
Nacional, que estaba dirigido por el jefe de gabinete Mark Lippert y
el director de comunicaciones estratégicas Denis McDonough. A este
grupo le llamaban la ‘insurgencia’.
 
“La derrota del Talibán requería más tropas, dinero y tiempo que su
desmantelamiento. La derrota significaba una rendición incondicional,
una capitulación total; la victoria, ganar en el más amplio sentido de
la palabra, destruir completamente al Talibán.
 
“Richard Holbrooke se mostraba pesimista cerca de las elecciones del
20 de agosto en Afganistán y expresó: ‘Si hubiese 10 resultados
posibles en Afganistán, 9 de ellos son malos. Todos ellos fluctúan
entre la guerra civil y las irregularidades’.
 
“Tan pronto cerraron los colegios de votación el 20 de agosto hubo
reportes de fraude en las urnas. Muchos funcionarios de Naciones
Unidas y del Departamento de Estado no abandonaron sus residencias
para visitar los centros de votación por razones de seguridad.
 
“El día posterior a las elecciones Hoolbroke y el embajador
estadounidense se reunieron con Karzai, al cual le preguntaron qué
haría si había una segunda vuelta. Karzai dijo que él había sido
reelecto y que no habría una segunda vuelta.
 
“Después de la reunión Karzai llamó al centro de operaciones del
Departamento de Estado y pidió hablar con Obama o con Hillary. El
embajador estadounidense le recomendó al presidente que no aceptara la
llamada, pues Karzai se había colocado a la defensiva diciendo que una
segunda vuelta era imposible. Obama estuvo de acuerdo en no hablar con él.
 
“Los informes de inteligencia describían a Karzai como una persona
cada vez más delirante y paranoico. Karzai les dijo: ‘Ustedes están
en contra mía. Es un complot entre los estadounidenses y los británicos’.
 
“En el mes de agosto se creó un grupo a fin de que entrevistara a los
miembros del grupo estratégico del General McChrystal que recién
acababan de regresar de Afganistán, con el objetivo de saber qué era
lo que estaba ocurriendo en el terreno, cómo iba la guerra, qué estaba
funcionando y qué no. McChrystal le dio al grupo tres preguntas a modo
de guía para su estudio: ¿es posible cumplir la misión?; y de ser así,
¿qué es necesario cambiar para que la misión se cumpla?; ¿se requieren
más recursos para cumplir la misión?
 
“McChrystal le pidió al grupo que fuese pragmático y se concentrara en
las cosas que realmente funcionaban.
 
“El grupo llegó a la conclusión de que el ejército entendía
relativamente poco a la población afgana. No alcanzaba a comprender
cómo las campañas de intimidación lanzadas por los talibanes afectaban
a la población. El acopio de información de inteligencia era un
desastre. El grupo descubrió que el 70 por ciento de los requisitos
de inteligencia se centraban en el enemigo. Algunos miembros del
grupo pensaban que dentro de uno o dos años la guerra estaría
totalmente americanizada. Los estadounidenses preferían que los
aliados de la OTAN aportaran dinero y asesores para las fuerzas de
seguridad afganas, en vez de que estuviesen merodeando por todo el
país pidiendo apoyo aéreo para atacar a los afganos de apariencia sospechosa.
 
“El grupo sólo tenía malas noticias para McChrystal. Se podía llevar
a cabo la mejor campaña de contrainsurgencia en la historia del mundo,
y aún así ésta fracasaría por la debilidad y la corrupción que
existían en el gobierno afgano. McChrystal quedó como si hubiese sido
atropellado por un tren. De todos modos, le dio las gracias al grupo.
 
“McChrystal le hizo saber a Gates que necesitaría 40 000 efectivos
más. Tras largas discusiones, Gates le prometió que le daría tantos
efectivos como pudiera mientras pudiera. ‘Usted tiene un campo de
batalla allá y yo tengo un campo de batalla aquí’, le dijo.
 
“CAPÍTULO 14
 
“Biden se había pasado cinco horas tratando de diseñar una alternativa
para McChrystal, la cual llamó ‘antiterrorismo plus’. En vez de una
cantidad intensiva de efectivos, el plan se concentraba en lo que él
creía era la amenaza real: Al Qaeda. Esta estrategia ponía énfasis en
la destrucción de los grupos terroristas mediante el asesinato o la
captura de sus líderes. Biden pensaba que era posible disuadir a Al
Qaeda de regresar a Afganistán, y así evitar enfrascarse en la costosa
misión de proteger al pueblo afgano.
 
“Biden pensaba que Al Qaeda tomaría por el camino donde encontrarían
menor resistencia y que no regresarían a sus antiguos lugares de origen si:
 
“1. Los Estados Unidos mantenían al menos dos bases (Baram y
Khandahar) para que las Fuerzas Especiales pudieran operar en
cualquier lugar del país.
 
“2. Los Estados Unidos contaran con fuerzas suficientes para
controlar el espacio aéreo afgano.
 
“3. Las redes de inteligencia humana dentro de Afganistán le
proporcionaban información acerca de los objetivos que serían atacados
a las Fuerzas Especiales.
 
“4. La élite de la CIA, una fuerza compuesta por 3 000 afganos para
operaciones anti-terroristas podían moverse libremente.
 
“Afganistán debía convertirse en un ambiente ligeramente más hostil
para Al Qaeda que Pakistán para que ellos decidieran no regresar.
 
“Obama necesitaba a alguien que lo guiara. Había estado en el Senado
sólo cuatro años, y Biden 35. El presidente pensaba que los militares
no podían presionarlo, pero ellos podían aplastar a un presidente
inexperto. Biden acudió a Obama, y éste le dijo: ‘Tú eres quien
conoces a esa gente. Adelante. Presiona’.
 
“Obama confesó después que el quería que su vicepresidente fuese un
detractor agresivo, y que dijera exactamente lo que pensaba, que
hiciera las preguntas más difíciles, porque estaba convencido de que
ésa era la mejor manera de servir al pueblo y a las tropas,
estableciendo un fuerte debate sobre estas cuestiones de vida o muerte.
 
“Obama convocó a un pequeño grupo de los más experimentados miembros
de su equipo de seguridad nacional para analizar el informe
clasificado de 66 páginas elaborado por McChrystal, que en resumen
decía que si no se enviaban más efectivos era probable que la guerra
terminara en un fracaso en los próximos 12 meses. El presidente
agregó que las opciones en este caso no eran buenas y aclaró que no
aceptaría automáticamente la solución propuesta por el General ni por
nadie. ‘Tenemos que abordar esto con el espíritu de desafiar nuestras
propias presunciones’.
 
“Peter Lavoy, vicejefe de análisis de la oficina del director de la
DIN, consideraba que tras los ataques con aviones no tripulados, Bin
Laden y su organización habían sido golpeados, asediados, pero no
acabados, que Al Qaeda se había convertido en la sanguijuela del Talibán.
 
“Obama quería saber si era posible o no derrotar a Al Qaeda y cómo; si
era necesario destruir al Talibán para destruir a Al Qaeda; qué se
podía lograr en los próximos años; qué tipo de presencia era necesario
tener en Afganistán para poder contar con una plataforma antiterrorista eficaz.
 
“Lo que no se dijo y todos sabían era que un presidente no podía
perder una guerra ni hacer ver que la estaba perdiendo. Obama dijo que
iba a ser necesario trabajar durante cinco años y proponía considerar
otras prioridades nacionales.”
 
III PARTE
 
“CAPÍTULO 15
 
“El Almirante Mullen compareció ante el Comité de Servicios Armados
del Senado para su audiencia de confirmación con vista a un segundo
mandato de dos años, dos días después de la primera sesión dedicada a
la estrategia. En su alegato el Almirante se refiere a la estrategia
sugerida por McChrystal y añade que esto ‘probablemente signifique más tropas’.
 
“Cuando Obama supo del testimonio de Mullen, le hizo saber a su equipo
cuán descontento se sentía al saber que Mullen públicamente estaba
apoyando la estrategia de McChrystal. El Almirante declaró que ‘el
talibán había crecido tanto en tamaño como en complejidad’, y que por
eso apoyaba los esfuerzos encaminados hacia una contrainsurgencia con
los recursos adecuados. ¿Acaso el Almirante ignoraba lo que Obama
había dicho apenas dos días antes? ¿No le había dicho el Presidente a
todos los presentes, Mullen incluido, que ninguna de las opciones
parecía adecuada, que era necesario que ellos desafiaran sus propias
presunciones y que iban a tener cuatro o cinco sesiones de debate
sobre este asunto? ¿Qué era lo que estaba haciendo el principal asesor
militar del Presidente al informar públicamente estas conclusiones
preliminares?
 
“En la reunión de los principales del Consejo de Seguridad Nacional se
evidenciaba que estaban furiosos. Los Generales y Almirantes
constantemente le están cerrando el paso al Presidente.
 
“Emmanuel comentó que lo que se movía entre el Almirante y Petraeus no
era correcto, que todo el mundo había apoyado públicamente la noción
de que hacía falta enviar más tropas. El Presidente ni siquiera había
tenido una oportunidad.
 
“Morrell opinaba que Mullen podía haber evitado la controversia en su
audiencia, simplemente diciendo que su función era la de asesor
militar principal del Presidente de los Estados Unidos y del
secretario de Defensa, y que debía darles sus recomendaciones a ellos
primero en privado antes de anunciarlas públicamente y que no
consideraba adecuado compartirlas antes con el Comité.
 
“Morrell pensaba que todo era parte de la compulsión que sentía Mullen
por comunicar, fortalecer la prominencia y la estatura de su posición.
Tenía una página en Facebook, una cuenta en Twitter, videos en
YouTube y un sitio web llamado ‘Los viajes con Mullen: una
conversación con el país’.
 
“El propio Mullen al salir al lobby descubrió que él mismo era el tema
de una acalorada controversia.
 
“Emmanuel y Donilon le preguntaron: ¿Cómo se supone que nosotros
enfrentemos este asunto? Tú has dicho esto, y ¿qué debemos decir nosotros?
 
“Emmanuel agregó que esta noticia iba a hacer titulares en todos los
noticieros nocturnos.
 
“Mullen quedó sorprendido. La Casa Blanca sabía de antemano lo que él
iba a decir, pero en su testimonio no había dado cifras específicas de
tropas. Fue tan amorfo como pudo. Pero en su audiencia de
confirmación él tenía que decir la verdad y la verdad era que él
compartía la noción de la necesidad de una contrainsurgencia. ‘Eso es
lo que yo pienso’, dijo. ¿Cuál era su alternativa?
 
“Donilon se preguntaba por qué Mullen había tenido que usar la palabra
‘probablemente’, y por qué no había dicho ‘no sé’. Eso hubiera sido mejor.
 
“El titular de la primera página de The Washington Post de la mañana
siguiente rezaba: ‘Mullen: ‘Probablemente’ se necesiten más tropas’.
 
“Obama convocó al General retirado Collin Powell a una reunión privada
en la Oficina Oval el 16 de septiembre. Siendo Republicano, Powell le
había dado un fuerte apoyo a Obama durante su campaña.
 
“Refiriéndose a Afganistán, Powell le comentó que no se trataba de una
decisión que se tomaba una sola vez, que ésta era una decisión que iba
a tener consecuencias para una gran parte de su gobierno. Le
recomendó: ‘Sr. Presidente, no se deje presionar por la izquierda que
quiere que usted no haga nada. No se deje presionar por la derecha que
quiere que usted lo haga todo. Tómese su tiempo y decida usted mismo.’
 
“Y también le recomendó que no se dejara presionar por los medios de
prensa, que se tomara su tiempo, que recopilara toda la información
que necesitara para garantizar que después se iba a sentir cómodo con
la decisión tomada.
 
“Si usted decide enviar más tropas, o si eso es lo que usted piensa es
necesario hacer, asegúrese de comprender bien qué es lo que van a
hacer esas tropas y trate de tener alguna certeza de que el envío de
tropas adicionales va a redundar en un éxito. Usted no puede
garantizar el éxito en un teatro de operaciones tan complejo como el
de Afganistán, que se complica cada vez más con el problema de
Pakistán al lado.
 
“‘Usted tiene que garantizar que la base de este compromiso suyo va a
ser sólida, porque en estos momentos es un poco suave’ dijo Powell,
refiriéndose a Karzai y a la corrupción generalizada que existe en su gobierno.
 
“El Presidente no apoyaba plenamente una operación de
contrainsurgencia, porque eso significaba asumir la responsabilidad de
Afganistán por un largo período de tiempo.
 
“El Presidente dijo que cuando se recibiera la valoración hecha por
McChrystal, era evidente que todo el mundo tenía que reunirse en un
salón a fin de garantizar que todo el mundo estuviese cantando a
partir del mismo cantoral.
 
“CAPÍTULO 16
 
“El 29 de septiembre Jones convocó a los principales del Consejo de
Seguridad Nacional para un debate de dos horas, a modo de ensayo para
la reunión del día siguiente, sin la presencia del Presidente.
 
“Cualquiera que hubiese visto un video de la reunión probablemente se
alarmaría. Ocho años después de haber comenzado la guerra, aún se
batallaba por definir cuáles eran los objetivos principales.
 
“Biden había escrito un memorando de seis páginas exclusivamente para
el Presidente, cuestionando los informes de inteligencia sobre los
talibanes. Los informes presentaban al Talibán como el nuevo Al
Qaeda. Como los talibanes eran los que combatían contra los
estadounidenses, se había hecho usual que los árabes, los uzbecos, los
tayikos y los chechenios cruzaran hacia Afganistán para lo que ellos
llamaban ‘el verano del yihad’.
 
“Biden indicó que estas cifras eran exageradas, que el número de
combatientes extranjeros no sobrepasaba los 50 o los 75 cada vez.
 
“El miércoles 30 de septiembre el Presidente celebró la segunda
reunión para analizar el problema de Afganistán y Pakistán. Esta vez
el grupo de asistentes era mayor. Petraeus estaba presente.
 
“El Presidente preguntó: ‘¿Hay alguien aquí que piense que debemos
irnos de Afganistán?’ Todos quedaron en silencio. Nadie dijo nada.
 
“‘Bien’, dijo el Presidente, ‘ahora que podemos prescindir de eso,
continuemos.’
 
“Obama también quería alejarse del tema de Afganistán durante el resto
de la sesión.
 
“‘Comencemos por lo que nos interesa, que es realmente Pakistán, no
Afganistán’, dijo. ‘De hecho, si quieren, les pueden decir a los
líderes pakistaníes que no nos vamos a ir de Afganistán.’
 
“Obama estableció las reglas para el resto de la sesión. ‘Realmente
quiero centrarme en los Estados Unidos. Considero que existen tres
objetivos claves. Uno de ellos es proteger a los Estados Unidos, a
sus aliados y a sus intereses en el extranjero. Dos, la preocupación
acerca de la estabilidad y las armas nucleares en manos de Pakistán. Y
si estoy centrando mi atención en los Estados Unidos, ¿existe acaso
alguna diferencia entre los peligros que emanan de Al Qaeda o del Talibán?’
 
“Lavoy y Petraeus hicieron sus intervenciones. MacChrystal hizo una
presentación sobre lo que él llamaba ‘El Camino’ hacia su valoración inicial.
 
“Obama expresó: ‘Bien, ustedes han hecho su trabajo, pero hay tres
nuevos acontecimientos: los pakistaníes se están comportando mejor; la
situación en Afganistán es mucho más seria que lo que anticipábamos; y
las elecciones afganas no dieron como resultado el punto de viraje que
esperábamos -un gobierno más legítimo.’
 
“Biden favorecía el presupuesto, impugnado por el Presidente, de que
Pakistán evolucionaría de la misma forma que evolucionaría Afganistán.
 
“Robert Gates proponía tener en cuenta los intereses en el exterior y
los aliados.
 
“Hacia el final de la reunión Hillary preguntó de qué forma se
utilizarían las tropas adicionales, a dónde irían, si iban en calidad
de asesores, y cómo se aplicarían las lecciones aprendidas en Irak.
 
“Los análisis de inteligencia al más alto nivel nunca fueron
concluyentes acerca de una acción en Afganistán en estos momentos. Un
Afganistán completamente desestabilizado tarde o temprano
desestabilizaría a Pakistán. De modo que la interrogante ante el
Presidente y su equipo era la siguiente: ¿Podían los Estados Unidos
asumir ese riesgo?
 
“Gates se reunió con el embajador pakistaní, Haqqani, en los Estados
Unidos. Tenía que hacerle llegar un mensaje explícito del Presidente:
no nos íbamos de Afganistán. Haqqani se refirió a una larga lista de
cosas que el ejército pakistaní necesitaba. El Congreso había aprobado
un fondo de 400 millones de dólares en mayo para mejorar el arsenal
de la contrainsurgencia. Haqqani abordó el problema de los 1 600
millones que los Estados Unidos le debían al ejército de Pakistán por
permitirle llevar a cabo operaciones militares a lo largo de la
frontera. Después del 11 de septiembre, los Estados Unidos habían
creado una cuenta de gastos a favor de Pakistán y de otros países,
llamada Fondo de Apoyo a la Coalición, con la cual se les reembolsaba
a los aliados por la ayuda prestada.
 
“CAPÍTULO 17
 
“Obama se reúne con un grupo bipartidista de aproximadamente 30
líderes del Congreso con el fin de darles una información actualizada
sobre la revisión de la estrategia.
 
“Varios legisladores criticaban el enfoque de Biden que defendía una
ofensiva antiterrorista. Lo interpretaban como una forma de reducir la
presencia de los Estados Unidos.
 
“Biden aclaró que no estaba defendiendo una política que implicara una
operación realizada sólo con el uso de Tropas Especiales.
 
“El Presidente tuvo que aclarar que nadie estaba hablando de abandonar
Afganistán.
 
“McCain dijo que sólo esperaba que la decisión no fuese tomada a la
ligera y que respetaba el hecho de que la decisión la debía tomar
Obama como Comandante en Jefe.
 
“Obama le respondió: ‘le aseguro que no estoy tomando ninguna decisión
a la ligera. Y usted tiene toda la razón. La decisión la tengo que
tomar yo y yo soy el Comandante en Jefe’.
 
“Obama continuó diciendo: ‘nadie siente tanta urgencia en tomar esta
decisión -y hacerlo de la manera correcta- como yo.’
 
“Ese mismo día a las 3:30 de la tarde Obama volvió a reunir a su
equipo para analizar la situación de Pakistán
 
“El consenso dentro de la comunidad de inteligencia era que la
situación en Afganistán no se iba a resolver si no había relaciones
estables entre la India y Pakistán.
 
“Mullen apuntaba que los programas de colaboración entre los
ejércitos de los Estados Unidos y Pakistán habían ascendido a casi 2
000 millones al año, por concepto de equipamiento, entrenamiento y
otras empresas.
 
“Hubo sugerencias de abrir nuevas instalaciones en Pakistán con el fin
de infiltrar fuentes de información en las tribus e incluir a asesores
militares estadounidenses en las unidades pakistaníes.
 
“Obama aprobó todas las acciones en el terreno. Era inusual recibir
una orden inmediata del Presidente, pues hasta el momento en las
sesiones de trabajo se hablaba mucho y no se tomaban decisiones.
 
“CAPÍTULO 18
 
“Por fin McChrystal tenía la oportunidad de presentar su opción para
el incremento de tropas sólo ante los principales (Obama no estaba
presente) el 8 de octubre.
 
“La esencia de su exposición, con 14 diapositivas, era que las
condiciones en Afganistán eran mucho peor que lo que se pensaba, y que
sólo una ofensiva contrainsurgente que contara con plenos recursos
podía remediar la situación.
 
“Jones dijo que había preguntas aún sin responder, y anotó en su
libreta que era imposible poner en práctica cualquier estrategia
para Afganistán que no abordara el problema de los santuarios en Pakistán.
 
“McChrystal planteaba tres opciones:
 
“1. de 10 000 a 11 000 efectivos para entrenar a las fuerzas
de seguridad afganas.
 
“2. 40 000 efectivos para proteger a la población.
 
“3. 85 000 efectivos para el mismo propósito.
 
“McChrystal aclaró que el objetivo en este caso no era derrotar al
talibán sino degradarlo, o sea, impedir que volviesen a tomar el
control de partes claves del país.
 
“Hillary preguntó si era posible llevar a cabo la misión de
degradación con un menor número de tropas, y el General le respondió
que no, que él abogaba por los 40 000 efectivos.
 
“Al día siguiente Obama despertó con la noticia de que le habían
otorgado el Premio Nobel de la Paz.
 
“Esa misma tarde a las 2:30 el Consejo de Seguridad Nacional en pleno
tendría una sesión de trabajo con el Presidente. Éste comenzó la
reunión pidiéndoles a todos que le dijeran qué debía hacerse con la guerra.
 
“Lavoy comenzó hablando sobre Pakistán y su obsesión con la India, y
que los pakistaníes tenían reservas acerca del compromiso de los
estadounidenses.
 
“McChrystal dijo que a menos que la misión cambiara, él presentaba
las mismas opciones.
 
“Eikenberry resumió en 10 minutos sus opiniones, que eran bastante
pesimistas. Coincidía con el hecho de que la situación se estaba
deteriorando y que era necesario enviar más recursos, pero pensaba que
la ofensiva contrainsurgente era muy ambiciosa.
 
“Gates recordó que todos se habían abrazado a sólo tres opciones:
 
“1. Contrainsurgencia, es decir, construcción de la nación.
 
“2. Antiterrorismo, que muchas personas piensan se trata de misiles
lanzados desde un buque en el océano.
 
“3. Antiterrorismo plus, la estrategia propuesta por el vicepresidente.
 
“Pero evidentemente había más opciones y no sólo estas tres. Gates
agregó que era necesario redefinir el objetivo y que probablemente los
Estados Unidos estaban tratando de lograr más que lo que se podía alcanzar.
 
“Petraeus concluyó: ‘Nosotros no vamos a destruir al Talibán, pero
necesitamos negarle el acceso a zonas pobladas y líneas de
comunicación claves para contenerlos.’
 
“Biden preguntó: ‘¿Cual sería el mejor estimado de tiempo para que las
cosas marchen en la dirección correcta? Si dentro de un año no hay un
progreso palpable, ¿qué hacemos?’
 
“No hubo respuesta.
 
“Biden insistió: ‘Si el gobierno no mejora y ustedes reciben las
tropas, ¿cuál sería el impacto?’
 
“Eikenberry respondió que si bien los últimos cinco años no habían
sido muy esperanzadores, había habido pequeños progresos, y que se
podía capitalizar en ellos, pero que no se debían esperar avances
significativos en los próximos seis a doce meses.
 
“CAPÍTULO 19
 
“Le tocaba el turno a Hillary en la reunión del 9 de octubre. Hillary
dijo que el dilema era decidir qué era lo primero, si más tropas o un
mejor gobierno; que para evitar el colapso se necesitaban más tropas,
pero que ello no garantizaba el progreso.
 
“Preguntó si era posible el logro de los objetivos en Afganistán y
Pakistán sin el compromiso de enviar más tropas. Ella misma respondió
que la única forma de lograr que el gobierno cambiase era enviando más
tropas, pero que aún así no había garantías de que esto diera resultado.
 
“Añadió que todas las opciones eran difíciles e insatisfactorias y
agregó: ‘Nosotros sí tenemos un interés de seguridad nacional en
garantizar que el Talibán no nos derrote. Lo mismo ocurre con la
destrucción de Al Qaeda, que sería difícil sin Afganistán. Es una
opción extremadamente difícil, pero las opciones son limitadas, a
menos que nos comprometamos y obtengamos una ventaja psicológica.’
 
“Mullen se hizo eco de otros comentarios de línea dura. Dennis Blair
sugirió que la política interna podía ser un problema por el número de
bajas, pues el mes anterior la cifra había ascendido a 40, el doble de
la del año anterior. Él se preguntaba si valdría la pena. La
respuesta era que el pueblo lo iba a apoyar en tanto creyera que había logros.
 
“‘Por primera vez el Presidente tendría una estrategia elaborada por
el gabinete de guerra en pleno, y podremos decirle al pueblo de los
Estados Unidos lo que estamos haciendo’, dijo.
 
“Panetta opinaba lo siguiente: ‘Usted no se puede ir. No puede
derrotar al Talibán.’ ‘Ellos no estaban hablando de la posibilidad de
implantar una democracia al estilo de la de Jefferson en Afganistán’,
decía Panetta, quien consideraba que ésta era la base para reducir la
misión de los Estados Unidos y aceptar a Karzai a pesar de sus
defectos. Según Panetta, la misión era luchar contra Al Qaeda y
garantizar que no existieran santuarios. Era necesario trabajar con Karzai.
 
“Susan Rice dijo no haber tomado aún una decisión, pero que pensaba
era necesario reforzar la seguridad en Afganistán para derrotar a Al Qaeda.
 
“Holbrooke dijo que se necesitaban más tropas; la cuestión era saber
cuántas y cómo utilizarlas.
 
“John Brennan preguntaba qué era lo que se trataba de lograr, pues las
decisiones en materia de seguridad que se adoptaran aquí serían
aplicadas también en otras regiones. Si se tratara de un gobierno no
corrupto, que prestara servicios a toda la población, eso no se iba a
lograr mientras él estuviese vivo. ‘Es por eso’, decía él, ‘que las
palabras ‘éxito’, ‘victoria’ y ‘ganar’ complican nuestra tarea.’
 
“Habían transcurrido ya dos horas y media. El Presidente dijo que esas
reuniones habían dado como resultado una definición útil del problema,
que estaba emergiendo una nueva definición.
 
“‘Esto no lo vamos a resolver hoy’, dijo Obama. ‘Ya hemos reconocido
que no podremos derrotar completamente al Talibán.’
 
“Obama dijo que si aprobaba el envío de 40 000 tropas, eso no bastaría
para una estrategia de contrainsurgencia que cubriera a todo el país.
 
“Obama preguntaba si era posible llevar a los afganos al punto de que
les permitieran a los Estados Unidos retirarse en un período de dos,
tres, cuatro años.
 
“‘No podemos mantener un compromiso por tiempo indefinido en los
Estados Unidos’, dijo Obama. ‘No podremos mantener el apoyo interno y
el de nuestros aliados sin dar ninguna explicación que incluya los
límites de tiempo.’
 
“Holbrooke regresó a su oficina en el Departamento de Estado, donde el
personal se quejaba de que se mantenían despiertos toda la noche
redactando análisis que nadie se leía.
 
“Holbrooke respondió que la persona a la cual estaban dirigidos sí se
los leía. Que las noches en vela no habían sido en vano y que debían
preparar un nuevo paquete de informes para el Presidente.” Así
concluye la síntesis de los capítulos 15 al 19, de los 33 que contiene
“Las guerras de Obama”.
 
Ayer se anunciaba la publicación, casi simultánea, de otro libro,
“Conversando conmigo mismo”, con prólogo de Barack Obama. Pero esta
vez la edición verá la luz en 20 idiomas. Según se afirma, contiene
cartas y documentos importantes de la vida de su autor: nuestro
conocido y estimado amigo Nelson Mandela.
 
En los años finales de su cruel encierro, Estados Unidos convirtió el
siniestro régimen del apartheid en potencia nuclear, suministrándole
más de media docena de bombas nucleares, destinadas a golpear las
fuerzas internacionalistas cubanas, para impedir su avance en el
territorio ocupado por Sudáfrica en Namibia. La aplastante derrota del
ejército del apartheid en el Sur de Angola dio al traste con el infame sistema.
 
Nuestros representantes en España prometieron adquirir y enviar de
inmediato ejemplares del libro, cuyo lanzamiento estaba anunciado para
hoy 12 de octubre. Pero casi a las seis de la tarde nada se sabía
todavía, porque era feriado en España y las librerías no vendían. Se
cumplía el 518 aniversario del día en que nos descubrieron y España se
convirtió en imperio.
 
IV PARTE
 
“CAPÍTULOS 20 Y 21
“Continúan las valoraciones sobre las opciones relacionadas con la
guerra en Afganistán. Se identifican tres prioridades en términos de
esfuerzos de carácter civil: la agricultura, la educación y la
reducción de los cultivos de amapola. Si se lograban estos objetivos
se podría socavar el apoyo al Talibán.
 
“La gran pregunta seguía siendo qué se podía hacer en un año.
 
“Petraeus dijo haber redactado un manual titulado ‘Lecciones sobre la
reconciliación’, sobre sus experiencias en Irak, del cual Mullen no
tenía conocimiento.
 
“Según las encuestas públicas, dos de cada tres estadounidenses
pensaban que el Presidente carecía de un plan bien definido para
Afganistán. Incluso entre la población, las opiniones estaban
divididas acerca de cómo proceder.
 
“Axelrod respiró profundo. El público no hacía distinción entre el
Talibán y Al Qaeda. Eso podía ser parte del problema.
 
“Sólo el 45 por ciento de la población aprobaba la manera en que Obama
manejaba el asunto de la guerra (había perdido 10 puntos en un mes, 15
puntos desde el mes de agosto y 18 desde que alcanzó su nivel más
alto). La reducción de la cifra se debía a la pérdida del apoyo republicano.
 
“Axelrod no se preocupaba; decía que al final serían él o todos los
que explicarían cuál era la decisión en términos claros, para que la
gente pudiera entender lo que se estaba haciendo y por qué.
 
“Panetta declaró que ningún presidente demócrata podía ir en contra de
las recomendaciones de los militares, en especial si el Presidente las
había solicitado. Su recomendación era hacer lo que ellos decían. Les
expresó a otros funcionarios de la Casa Blanca que en su opinión la
decisión debía haber sido tomada en una semana, pero que Obama nunca
le preguntó y que él nunca le había expresado voluntariamente su
opinión al Presidente.
 
“El ex vicepresidente Dick Cheney expresó públicamente que los Estados
Unidos no debían titubear cuando sus fuerzas armadas estaban en peligro.
 
“Obama deseaba tomar una decisión antes de su viaje por Asia. Dijo
que aún no se le habían presentado dos opciones, que eran los 40 000
efectivos o nada. Dijo que quería una nueva opción esa misma semana.
Tenía en su mano un memorando de dos hojas enviado por su director de
presupuesto, Peter Orszag, con el estimado de los costos de la guerra
en Afganistán. Según la estrategia recomendada por McChrystal, el
costo durante los próximos 10 años sería 889 mil millones de dólares,
casi 1 billón de dólares.
 
“‘Esto no es lo que yo estoy buscando’, dijo Obama. ‘No voy a
prolongar esto durante diez años; no voy a enfrascarme en la
construcción de una nación a largo plazo. No voy a gastar un billón
de dólares. Les he estado presionando al respecto.’
 
“‘Esto no está en función del interés nacional. Sí, es necesario
internacionalizar esta situación. Esa es una de las grandes fallas
del plan que se me ha presentado.’
 
“Gates apoyaba la solicitud de tropas de McChrystal, pero por el
momento era necesario retener a la cuarta brigada.
 
“Obama dijo: ‘Quizás no necesitemos a la cuarta brigada, ni a los 400
000 efectivos de las fuerzas de seguridad afganas que McChrystal se
propone entrenar. Pudiéramos aspirar a un crecimiento más mesurado de
esta fuerza. Pudiéramos incrementar los efectivos para contrarrestar
el auge enemigo pero sin enfrascarnos en una estrategia a largo plazo.’
 
“Hillary opinaba que a McChrystal se le debía dar lo que él pedía,
pero coincidía en que se debía esperar antes de enviar a la cuarta brigada.
 
“Obama le preguntó a Gates: ‘¿Realmente necesitas 40 000 efectivos
para revertir el auge del Talibán? ¿Qué tal si enviamos de 15 000 a 20
000? ¿Por qué no sería suficiente con esa cantidad de tropas?’
Reiteró que no estaba de acuerdo con gastar un billón de dólares ni
con una estrategia de contrainsurgencia que se prolongase durante diez años.
 
“‘Quiero una estrategia de salida’, agregó el Presidente.
 
“Todo el mundo se dio cuenta de que, al apoyar a McChrystal, Hillary
unía fuerzas con los militares y con el Secretario de Defensa,
limitando así la capacidad de maniobra del Presidente. Había reducido
sus posibilidades de aspirar a un número significativamente menor de
tropas o una política más moderada.
 
“Era un momento decisivo en sus relaciones con la Casa Blanca. ¿Era
ella de confiar? ¿Podía ella algún día pertenecer realmente al equipo
de Obama? ¿Había sido ella en algún momento parte de su equipo? Gates
pensaba que ella hablaba a partir de sus propias convicciones.
 
“Muy pronto aquellos que tenían ideas similares se agruparon. Biden,
Blinken, Donilon, Lute, Brennan y McDonough era un grupo poderoso,
cercano a Obama en muchos sentidos, y eran el equilibrio contra el
frente unido compuesto por Gates, Mullen, Petraeus, McChrystal y ahora Clinton.
 
“CAPÍTULOS 22 Y 23
 
“Obama convocó a los jefes del Estado Mayor a la Casa Blanca. Durante
los últimos dos meses los militares uniformados habían estado
insistiendo en el envío de 40 000 efectivos, pero los jefes de los
servicios individuales aún no habían sido consultados. Los jefes del
Ejército, la Marina de Guerra, los Infantes de Marina y la Fuerza
Aérea eran los que reclutaban, entrenaban, equipaban y suministraban
las tropas para los comandantes como Petraeus y sus jefes subordinados
en el terreno como McChrystal. Estos dos últimos no asistieron por
encontrarse en Afganistán.
 
“Obama les pidió que le propusieran tres opciones.
 
“James Conway, comandante general de los marines, se refirió a la
alergia de los combatientes a las misiones prolongadas que se
extienden más allá de la derrota del enemigo. Su recomendación era
que el Presidente no debía enfrascarse en una operación a largo plazo
para la construcción de una nación.
 
“El general George Casey, jefe del Estado Mayor del Ejército, dijo que
el retiro programado en Irak le permitiría al ejército disponer de los
40 000 efectivos para Afganistán, pero que se sentía escéptico con
respecto a los grandes compromisos de tropas en estas guerras. Para
él la clave estaba en una transición rápida, pero que el plan de 40
000 era un riesgo global aceptable para el ejército.
 
“El jefe de operaciones navales y el jefe de la Fuerza Aérea tenían
poco que decir, pues cualquiera que fuese la decisión en Afganistán,
el impacto en sus fuerzas sería mínimo.
 
“Finalmente Mullen le presentó al Presidente tres opciones:
 
“1. 85 000 efectivos. Esto era una cifra imposible. Todos sabían
que no se disponía de esta fuerza.
 
“2. 40 000 efectivos.
 
“3. de 30 000 a 35 000 efectivos.
 
“La opción híbrida era de 20 000 efectivos o dos brigadas para
dispersar al Talibán y entrenar a las tropas afganas.
 
“CAPÍTULOS 24 Y 25
 
“Obama le propone al Presidente pakistaní una escalada contra los
grupos terroristas que operaban desde ese país.
 
“El Director de la CIA dijo esperar pleno apoyo de Pakistán, dado que
Al Qaeda y sus seguidores eran enemigos comunes. Agregó que se trataba
de la propia supervivencia de Pakistán.
 
“Obama se daba cuenta de que la clave para mantener unido al equipo de
seguridad nacional era Gates.
 
“Tras su regreso de Asia, Obama convoca una reunión de su equipo de
seguridad nacional y les prometió que en dos días tomaría la decisión
final. Dijo estar de acuerdo con los objetivos menos ambiciosos y más
realistas, y que dichos objetivos debían lograrse en un período de
tiempo más corto que el que el Pentágono había recomendado
inicialmente. Agregó que el número de tropas comenzaría a disminuir a
partir del mes de julio de 2011, el período de tiempo que Gates había
sugerido en la última sesión.
 
“‘No necesitamos perfección; cuatrocientos mil no va a ser la cifra a
la cual llegaremos antes de que comencemos a reducir las tropas.’
 
“Hillary parecía casi saltar sobre su asiento, dando muestras de que
quería que la dejasen hablar, pero Jones ya había decidido el orden de
palabra y la Secretaria tuvo que escuchar primero los comentarios de Biden.
 
“Biden había elaborado un memorando que apoyaba al Presidente, que
cuestionaba el tiempo y los objetivos de la estrategia. Petraeus
sentía como si el aire abandonara la sala.
 
“Biden no estaba seguro de que la cifra de 40 000 era sostenible desde
el punto de vista político y tenía muchas interrogantes acerca de la
viabilidad de los elementos de la estrategia de contrainsurgencia.
 
“Clinton tuvo la oportunidad de hablar. Ella apoyaba plenamente la
estrategia. ‘Hemos pasado un año esperando por una elección y un
nuevo gobierno allí. La comunidad internacional y Karzai saben cuál
sería el desenlace si no incrementamos nuestros compromisos. Lo que
estamos haciendo ahora no va a dar resultados. El plan no es todo lo
que nosotros hubiésemos querido, pero no lo sabremos si no nos
comprometemos. Yo apoyo el esfuerzo; tiene un costo enorme, pero si
lo acometemos sin deseos no vamos a lograr nada’. Sus palabras eran
una versión de una frase muy usual en ella cuando era Primera Dama de
la Casa Blanca y que aún utiliza con regularidad: ‘fíngelo hasta lograrlo.’
 
“Gates proponía esperar hasta diciembre de 2010 para hacer una
evaluación total de la situación. Creía que el mes de julio era una
fecha muy anticipada para ello.
 
“Mullen, a través de una videoconferencia desde Ginebra, apoyaba el
plan y dijo que era necesario enviar tropas lo más rápido posible, que
estaba seguro de que la estrategia para una contrainsurgencia iba a
tener resultados.
 
“Al ver que se alineaba un bloque a favor del envío de los 40 000
efectivos, el Presidente intervino: ‘No quiero verme dentro de seis
meses discutiendo en esta sala el envío de otros 40 000.’
 
“‘No vamos a pedir otros 40 000', dijo Mullen.
 
“Petraeus expresó que apoyaba cualquier decisión que tomara el
Presidente. Y después de haber declarado su apoyo incondicional,
expresó que su recomendación, desde el punto de vista militar, era que
los objetivos no se podrían lograr con menos de 40 000 efectivos.
 
“Peter Orszag dijo que probablemente habría que pedirle al Congreso un
financiamiento adicional.
 
“Holbrooke estaba de acuerdo con lo expresado por Hillary.
 
“Brennan aseguró que el programa antiterrorista continuaría
independientemente de la decisión que se tomase.
 
“Emmanuel se refirió a la dificultad de pedir un financiamiento
adicional al Congreso.
 
“Cartwright dijo que apoyaba la opción híbrida de 20 000 efectivos.
 
“El Presidente intentó resumir. ‘Al cabo de dos años aún hay
elementos ambiguos en esta situación’, dijo. Les dio las gracias a
todos y anunció que estaría trabajando en esto durante el fin de
semana para tomar una decisión definitiva a principios de la semana entrante.
 
“El miércoles 25 de noviembre Obama se reunió en la Oficina Oval con
Jones, Donilon, McDonough y Rhodes. Dijo estar inclinado a aprobar el
envío de 30 000 efectivos, pero que esta decisión no era definitiva.
 
“‘Esto tiene que ser un plan para transferirles el mando y salir de
Afganistán. Todo lo que hagamos tiene que estar centrado en la manera
en que vamos a reducir nuestra presencia allí. Es parte de nuestro
interés de seguridad nacional. Tiene que quedar claro que esto es lo
que estamos haciendo’, dijo Obama. ‘El pueblo estadounidense no
entiende de número de brigadas, sino de número de tropas. Y he
decidido que sean 30 000.’
 
“Obama ahora parecía más seguro acerca de la cifra de efectivos.
 
“‘Tenemos que aclararle al pueblo que el cáncer está en Pakistán. La
razón por la cual estamos operando en Afganistán es para que el cáncer
no se expanda hacia allá. Y también necesitamos extirpar el cáncer de
Pakistán.’
 
“Parecía que la cifra de 30 000 era inamovible. Obama comentó que
desde el punto de vista político era para él más fácil decir que no a
los 30 000, pues así podría dedicarse a la agenda nacional, que él
quería fuese el centro de su mandato como Presidente. Pero los
militares no entendían eso.
 
“‘Políticamente sería más fácil para mí dar un discurso y decir que el
pueblo estadounidense estaba harto de esta guerra, y que íbamos a
enviar solamente 10 000 asesores porque esa era la manera en que
íbamos a poder salir de allí. Pero los militares se iban a molestar.’
 
“Era evidente que una gran parte de Obama quería precisamente
pronunciar ese discurso. Parecía que lo estaba ensayando.
 
“Donilon dijo que Gates renunciaría si sólo se enviaban 10 000 asesores.
 
“‘Eso sería algo difícil’, dijo Obama, ‘porque no existe en mi equipo
de seguridad nacional otro miembro más fuerte que él.’
 
“El Presidente estaba decidido a anunciar los 30 000, para poder
mantener junta a la familia.
 
“CAPÍTULOS 26 Y 27
 
“El 27 de noviembre Obama invitó nuevamente a Colin Powell a su
oficina para una conversación privada. El Presidente le dijo que se
estaba debatiendo entre varios puntos de vista diferentes. Los
militares se habían unido para apoyar a McChrystal y su solicitud de
40 000 efectivos, y sus asesores políticos estaban muy escépticos. Él
continuaba pidiendo nuevos enfoques, pero seguían dándole las mismas opciones.
 
“Powell le dijo: ‘Usted no tiene por qué aguantar eso. Usted es el
Comandante en Jefe. Esos tipos trabajan para usted. El hecho de que
adopten una posición unánime en sus recomendaciones no significa que
las mismas sean las correctas. Generales hay varios, pero existe sólo
un Comandante en Jefe.’
 
“Obama consideraba a Powell un amigo.
 
“Un día después de Acción de Gracias, Jones, Donilon, Emmanuel,
McDonough, Lute y el coronel John Tien, veterano de Irak, fueron a ver
al Presidente en su oficina. Obama preguntó por qué se reunían de
nuevo con él para tratar el mismo tema. ‘Pensé que esto se había
acabado el miércoles’, expresó.
 
“Donilon y Lute le explicaron que aún había preguntas del Pentágono
que no se habían respondido, y ellos querían saber si se aceptaba un
incremento del 10 por ciento a la cifra de efectivos, con lo cual se
incluiría a los facilitadores.
 
“El Presidente, exasperado, dijo que no, que sólo los 30 000, y
preguntó el porqué de aquella reunión después que todos habían estado
de acuerdo. Al Presidente se le dijo que aún se estaba trabajando con
los militares. Ellos querían ahora que los 30 000 efectivos
estuviesen en Afganistán en el verano.
 
“Parecía que el Pentágono estaba abriendo de nuevo cada uno de los
temas. También se estaba cuestionando la fecha de retirada de las
tropas (julio de 2011). Gates prefería que fuera seis meses después
(finales de 2011).
 
“‘Estoy molesto’, dijo Obama, sin alzar la voz. Parecía que todos los
temas iban a ser nuevamente discutidos, negociados o esclarecidos.
Obama les dijo que estaba dispuesto a dar marcha atrás y aceptar el
envío de 10 000 asesores. Y esa sería la cifra definitiva.
 
“Esto era una controversia que enfrentaba al Presidente y al sistema
militar. Donilon se asombraba de ver el poder político que los
militares estaban ejerciendo, pero se daba cuenta de que la Casa
Blanca tenía que ser el corredor de larga distancia en esta competencia.
 
“Obama continuaba trabajando con Donilon, Lute y los demás. Comenzó a
dictar precisamente lo que quería, elaborando lo que Donilon llamó
una ‘hoja de plazos y condiciones’, similar al documento legal
utilizado en una transacción comercial. Acordó que el concepto
estratégico de la operación sería ‘degradar’ al Talibán, no
desmantelarlo, ni destruirlo ni derrotarlo. Copió al calco las seis
misiones militares requeridas para revertir el auge del Talibán.
 
“Pero los civiles en el Pentágono y el Estado Mayor trataban de
expandir la estrategia.
 
“‘Ustedes no le pueden hacer eso al Presidente’, les decía Donilon.
‘Eso no era lo que Obama quería. Él quería una misión más reducida.’
Pero la presión continuaba.
 
“‘Ponle restricciones’, le ordenaba Obama. Pero cuando Donilon
regresaba del Pentágono venía con más adiciones, y no menos. Una de
ellas era enviarle un mensaje a Al Qaeda. ‘Eso no lo vamos a hacer’,
dijo el Presidente cuando se enteró.
 
“Donilon se sentía como si estuviese reescribiendo las mismas órdenes
diez veces.
 
“Del Pentágono seguían llegando solicitudes para misiones colaterales.
Obama seguía diciendo que no.
 
“Algunos continuaban ahora apoyando la solicitud original de
McChrystal de 40 000 efectivos. Era como si nadie les hubiera dicho a
ellos que no.
 
“‘No’, dijo Obama. La cifra definitiva era 30 000, y mantenía la fecha
de retirada de las tropas en julio del 2011, que también sería la
fecha para comenzar a transferir la responsabilidad de la seguridad a
las tropas afganas.
 
“Sus órdenes fueron pasadas a máquina en seis hojas a un espacio. Su
decisión no era sólo hacer un discurso y referirse a los 30 000; esto
sería además una directiva, y todo el mundo tendría que leerla y
firmarla. Ése era el precio que él iba a exigir, la forma en que él
pretendía ponerle fin a la controversia -al menos por el momento.
Pero como ahora todos nosotros sabemos, la controversia, al igual que
la guerra, probablemente no terminaría, y la lucha continuaría.
 
“El 28 de noviembre fue otro día dedicado al Consejo de Seguridad
Nacional, encuentro en el que participaron Donilon y Lute. El
análisis de la estrategia se convertía en el centro del universo. El
Presidente y todos ellos estaban siendo arrollados por los militares.
Ya no importaban las preguntas que el Presidente o alguien más
hicieran. Ahora la única solución viable eran los 40 000 efectivos.
 
“Donilon se preguntaba cuántos de los que estaban presionando a favor
de esa opción iban a estar aquí para ver los efectos de la estrategia
en el mes de julio del 2011.
 
“La conclusión era que todos ellos se irían, y aquí quedaría el
Presidente con todo lo que esos tipos le habían vendido.
 
“El debate continuaba -en su casa y en su cabeza. Obama parecía
vacilar en cuanto a los 30 000 efectivos. Le pidió la opinión a su
equipo. Clinton, Gates y Jones no se encontraban presentes.
 
“El coronel Tien le dijo al Presidente que no sabía de qué forma él
iba a desafiar la cadena de mando de los militares. ‘Si usted le dice
a McChrystal, ‘me estudié su valoración, pero he decidido hacer otra
cosa’, probablemente usted tenga que sustituirlo. Usted no le puede
decir ‘hazlo a mi manera, gracias por tu labor’. El Coronel quiso
decir que McChrystal, Petraeus, Mullen, e incluso Gates, estarían
dispuestos a dimitir -algo sin precedentes en el alto mando militar.
 
“Obama sabía que Brennan se oponía a un gran incremento de tropas.
 
“Obama había heredado una guerra con un comienzo, una parte
intermedia, pero sin un final claro.
 
“Lute pensaba que Gates era demasiado deferente con los militares
uniformados. El Secretario de Defensa es la primera línea de control
civil del Presidente. Si el Secretario no garantizaba ese control, el
Presidente tendría que hacerlo. Lute pensaba que Gates no le estaba
prestando un buen servicio al Presidente.
 
“El Presidente llamó a Biden por teléfono y le informó que quería
reunirse con todo el equipo de seguridad nacional el domingo en la
Oficina Oval. Biden pidió reunirse con él primero y Obama le dijo que no.”
 
V Y ULTIMA PARTE
 
“CAPÍTULOS 28 Y 29
 
“Obama bajaba de la residencia cuando se encontró a Biden. Éste le
advertía: ‘Lo que usted está a punto de hacer es una orden
presidencial; ya no se trata de la continuación de un debate. Esto no
es lo que usted piensa. Esto es una orden. Sin ellos, estaríamos
atrapados en una situación parecida a la de Vietnam.’
 
“Obama le respondió: ‘No voy a enrolarme en un fracaso. Si lo que yo
propuse no funciona, no voy a hacer como otros presidentes que se
aferran a eso, por razones de mi ego o mi política, mi seguridad
política. Esto es lo que voy a anunciar’, y repartió copias de su
documento de seis páginas.
 
“‘Habrá un incremento de 30 000 efectivos. En diciembre de 2010 se
hará una evaluación para ver qué funciona y qué no. En julio de 2011
comenzaremos a retirar nuestras tropas.’
 
“‘En el 2010 no vamos a tener una conversación sobre cómo hacer más.
No se va repetir lo que ha ocurrido este año. No se trata ni de
contrainsurgencia ni de construir una nación. Los costos son
prohibitivos’, expresó Obama.
 
“Los militares habían obtenido casi todo lo que pedían.
 
“Petraeus y Mullen le ratificaron su apoyo al Presidente. Emmanuel se
preocupaba por el costo de la operación -más de 30 000 millones de dólares.
 
“Biden reconoció que aquello no era una negociación, que era una orden
del Comandante en Jefe. Era un cambio de misión, y si no se percibía
como tal no se podían justificar los meses que se habían empleado en
este trabajo.
 
“El Presidente le informó su decisión a Eikenberry y a McChrystal a
través de una videoconferencia. Ambos estuvieron de acuerdo.
 
“Biden estaba convencido de que el Presidente había clavado una estaca
en el corazón de la ofensiva contrainsurgente expandida.
 
“Petraeus dijo en privado: ‘Usted debe saber también que yo no creo
que usted pueda ganar esta guerra. Creo que debe seguir luchando, algo
así como en Irak. Irak es casi una metáfora para esta situación. Sí,
en Irak ha habido un progreso enorme, pero aún se producen ataques
horribles y hay que mantenerse vigilantes. Este es el tipo de guerra
en la que usted se enfrasca por el resto de su vida, y probablemente
por el resto de la vida de sus hijos.’
 
“Obama pronunció su discurso en el Teatro Eisenhower de la Academia
Militar de West Point.
 
“Al día siguiente, Clinton y Gates comparecieron ante el Comité de
Servicios Armados del Senado para hablar sobre el nuevo plan.
 
“Muchos republicanos se sentían contrariados por la fecha límite de
julio de 2011, cuando supuestamente comenzaría el retiro de las tropas
de Afganistán.
 
“Petraeus dijo después que el progreso de la estrategia podía adoptar
muchas formas, que todo cuanto él necesitaba era demostrar que había
habido avances, y que eso sería suficiente para añadir tiempo al reloj
y que ellos pudieran obtener lo que necesitaban.
 
“Lute le advirtió que eso era una gran mala interpretación de lo que
había dicho el Presidente, que Obama se oponía a la idea de un
compromiso a largo plazo.
 
“CAPÍTULOS 30 Y 31
 
“El 3 de abril Petraeus se reunió con Derek Harvey, su asesor de
inteligencia de confianza. Harvey le mostraba una de las imágenes más
pesimistas de la guerra. Advirtió que la estrategia política y
diplomática no estaba conectada con la estrategia militar. ‘No va a
funcionar’, dijo. ‘No vamos a alcanzar los objetivos que nos hemos
trazado.’ Harvey preveía un regreso total a la situación de antes del
11 de septiembre. Petraeus preguntaba cuáles eran las opciones y
Harvey consideraba que apoyar al gobierno de Karzai era contraproducente.
 
“Dijo que los resultados de las elecciones habían fortalecido a
Karzai, y que él ya estaba recibiendo todo lo que quería.
“Las tropas de McChrystal no habían logrado despejar las zonas claves.
‘El enemigo ha comenzado a adaptarse’, agregó Harvey.
 
“El 16 de abril el Presidente se reúne con el Consejo de Seguridad
Nacional para analizar la información actualizada sobre Afganistán y Pakistán.
 
“El Presidente comenzó a preguntar por la situación de zonas
específicas; en todas ellas las tropas se encontraban resistiendo y en
ninguna se había transferido la responsabilidad a las fuerzas locales.
 
“El patrón que se había establecido estaba claro: resistir, resistir
durante años sin avances ni transferencias.
 
“Nadie en la reunión se atrevió a preguntar cuándo comenzaría la transferencia.
 
“Donilon y Lute habían preparado unas preguntas para que el Presidente
se concentrara en la situación en Khandahar.
 
“El Presidente le recomendó a McChrystal que pensara en cómo íbamos a
saber si estábamos teniendo éxito y cuándo lo sabríamos.
 
“El resultado de la reunión fue un primer strike para el General.
 
“El general de brigada Lawrence Nicholson visitó a Jones y Lute en la
Casa Blanca. A Nicholson se le recordó el plazo de 12 meses que tenía
para mostrar los logros alcanzados y comenzar la transferencia.
¿Cuándo los marines iban a estar listos para hacer algo más, entrar,
por ejemplo, en Khandahar, o regresar a casa y ser parte de los que
regresarían en el 2011?
“Nicholson dijo que necesitaba al menos otros 12 meses, y eso, para
los distritos que tenían las mejores condiciones. Lute le recordó que
ése no había sido el compromiso, que aún no se habían adentrado en los
suburbios de Khandahar, el lugar donde los talibanes iban a
establecerse. Lo importante era Khandahar.
 
“Nicholson dijo que quizás se podía llegar allí en 24 meses, si se
eliminaba el problema de los cultivos de amapola, que era lo que
nutría a la insurgencia.
 
“Lute se preguntaba cómo se iba a lograr eso. A pesar de que una plaga
había acabado con el 33 por ciento de esos cultivos, las perspectivas
de una reducción en el financiamiento de la insurgencia eran remotas.
A pesar de las teorías conspiradoras de los afganos, la CIA no había
desarrollado aún un insecto que atacara a las amapolas.
 
“McChrystal reportaba ciertos avances, pero cuando Lute profundizaba
en las cifras, la realidad era muy diferente.
“CAPÍTULOS 32 Y 33
 
“Habían transcurrido 16 meses muy difíciles para Dennis Blair. Había
fracasado en sus intentos por nombrar a un jefe de inteligencia en
cada una de las capitales en el extranjero. La CIA había ganado y la
controversia se había hecho pública. En su opinión la CIA estaba
utilizando el informe diario al Presidente para que Obama supiera de
sus triunfos.
“Blair se sentía tan frustrado que en una ocasión dijo: ‘Yo creo que
la CIA es esencialmente una organización que es como un animal
peligroso, no muy inteligente, pero realmente bien entrenado, que
necesita ser controlado muy de cerca por los adultos.’
 
“En mayo de 2010 Obama le había preguntado a Jones y a otros si no era
ya hora de deshacerse de Blair. Había habido muchas discusiones con la
CIA, y Blair había presionado mucho para la firma de un acuerdo de no
espionaje con los franceses, al cual se opusieron Obama y el resto del
gabinete.
 
“Obama lo llamó por teléfono y le comunicó su decisión de destituirlo,
y le pidió que le presentara cualquier excusa personal.
“Blair se sintió profundamente ofendido. No estaba enfermo, su familia
estaba bien, y le había dicho a la gente que se mantendría como jefe
de la Dirección Nacional de Inteligencia durante cuatro años, porque
parte de los problemas con la oficina eran los continuos reemplazos al
más alto nivel.
 
“El 21 de junio Gates le informa a Jones sobre el artículo publicado
en la revista Rolling Stone sobre McChrystal. McChrystal decía que
Jones era un ‘payaso’ que se había quedado varado en el año 1985; que
la estrategia de Obama pretendía vender una posición invendible.
 
“McChrystal llamó a Biden y reconoció que había comprometido la
misión. Se disculpó con Holbrooke y le presentó su renuncia a Gates.
 
“Gates le propuso a Obama que criticara a McChrystal en los dos
primeros párrafos de su declaración, diciendo: ‘creo que el General
cometió un grave error y que su percepción es errada.’
 
“Obama aceptó la renuncia de McChrystal y propuso a Petraeus para ese cargo.
 
“Obama se reunió con Petraeus durante 40 minutos.
 
“El miércoles 23 de junio el Presidente anunció los cambios. Reconoció
la larga hoja de servicios de McChrystal y dijo que le entristecía
perder a un soldado a quien había llegado a respetar y admirar. Agregó
que Petraeus ‘había dado un ejemplo extraordinario de servicio y
patriotismo al asumir esta difícil tarea’. Y concluyó diciendo: ‘En mi
equipo acepto el debate, pero no toleraré la división.’
 
“En la entrevista que Obama sostuvo con el autor del libro, el
Presidente habló de sus ideas respecto al carácter de la guerra y sus
esfuerzos por limitar y ulteriormente ponerle fin a la misión
combativa de los Estados Unidos en Afganistán.
 
“Se le preguntó con qué escena comenzaría él un libro o una película
sobre cómo él había manejado el problema de Afganistán, y respondió
que quizás comenzaría por el año 2002 cuando se discutía el incremento
de tropas en Irak. Ése había sido quizás el primer discurso sobre
política exterior que atrajo mucho la atención.
 
“Obama estuvo de acuerdo en que el carácter de la guerra eran el
costo, el tiempo y las consecuencias, no definidos, y citó a un
estadounidense famoso que en una ocasión dijo: ‘La guerra es el
infierno.’ Se refirió a la frase expresada por el general de la Unión,
William Tecumseh Sherman, cuando dijo: ‘…y una vez que se sueltan los
perros de la guerra, no se sabe a dónde va a parar todo.’
 
“‘Cuando llegué al cargo había dos guerras en curso’, dijo Obama.
‘Traté de esclarecer el caos.’
 
“‘Sería muy fácil imaginar una situación en la que, ante la ausencia
de una estrategia clara, termináramos por quedarnos en Afganistán
durante otros cinco, ocho, diez años, y que lo hiciéramos sólo por inercia.’
 
“Al final de la entrevista, el Presidente se daba cuenta de que casi
todo el trabajo periodístico versaría sobre las relaciones entre los
líderes civiles y los militares, y pensó que debía expresar sus
propias opiniones.
 
“‘Probablemente yo sea el primer Presidente lo suficientemente joven
como para que la guerra en Vietnam hubiese sido el centro de mi
desarrollo. Tenía 13 años en 1975 cuando los Estados Unidos se
retiraron de Vietnam.’
 
“‘De modo que crecí sin la carga que emanaba de las disputas sobre la
guerra en Vietnam. También confiaba en que en nuestro sistema los
civiles tomaban las decisiones políticas y los militares las acataban.
No veo esto de la manera en que me parece lo ven muchas personas que
tuvieron la experiencia de Vietnam, como una contradicción entre
civiles y militares. No lo veo como una lucha entre halcones y
palomas. De modo que muchos de los marcos políticos a través de los
cuales se ven estos debates, no tienen nada que ver conmigo desde el
punto de vista generacional. Ni me intimidan los militares ni estoy
pensando que en cierto modo ellos están tratando de socavar mi
posición como Comandante en Jefe’.”
 
En este párrafo final de la conversación de Obama con Woodward, el
Presidente de Estados Unidos pronuncia palabras enigmáticas que son
reveladoras: “…confiaba en que en nuestro sistema los civiles tomaban
las decisiones políticas y los militares las acataban. [...] No lo veo
como una lucha entre halcones y palomas. [...] Ni me intimidan los
militares ni estoy pensando que en cierto modo ellos están tratando de
socavar mi posición como Comandante en Jefe.”
 
Hay momentos en que la presión de los militares es fuerte, persistente
y reiterativa. Se percibe la imagen de un presidente resistido y
desafiado, como ocurría en la antigua Roma cuando el imperio dependía
ya casi únicamente del poder de las Legiones.
 
Pero en la época de la antigua Roma, el planeta era totalmente
desconocido en su dimensión, características físicas y ubicación
espacial. Carecían entonces de armas de fuego; no había comercio e
inversión global, bases militares, fuerzas navales y aéreas a nivel
planetario, cientos de satélites, comunicaciones instantáneas; decenas
de miles de armas nucleares, a las que se unen las radioeléctricas,
electromagnéticas y cibernéticas; fuertes rivalidades entre potencias
con armas nucleares, cuyo empleo, incluso por parte de las que menos
poseen, sería suficiente para poner fin a la vida humana; y casi siete
mil millones de personas que requieren los recursos naturales del
planeta Tierra.
 
Es un cuadro relativamente dramático. Por un lado Barack Obama,
abogado con éxito, intelectual instruido y de fácil palabra, y por
otro, militares altamente profesionalizados, educados durante toda su
vida en el uso de la fuerza y el arte de la guerra, dotados con armas
que pueden poner fin a los seres humanos que habitan el planeta en
cuestión de horas.
¿Qué esperanza para la humanidad puede derivarse de ese cuadro?
 
Recuerdo el discurso de Bush en West Point, en el que, como
instrumento de la extrema derecha de ese país, afirmó que los
oficiales debían estar listos para atacar inmediatamente y sin previo
aviso a sesenta o más oscuros rincones del mundo.
En dos de esos oscuros rincones, Afganistán e Irak, están empantanados
los soldados de Estados Unidos, después de ocasionar millones de víctimas.
 
En las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional con Obama se
expresaba el temor a dificultades aún más serias provenientes de un
tercer país: Pakistán.
 
Las relaciones entre la CIA y el jefe del “grupo árabe”, Bin Laden, se
mantuvieron hasta el mismo día en que se produjo el ataque a las
Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.
 
¿Qué informó el Servicio de Inteligencia de Pakistán, ISI, a la cadena
norteamericana de radio y televisión CBS? Que el día 10 de septiembre
Osama Bin Laden fue sometido a diálisis del riñón en el hospital
militar de Rawalpindi en Pakistán. “Debe tenerse en cuenta que el
hospital se encuentra bajo la jurisdicción de las Fuerzas Armadas de
Pakistán, que tienen estrechos vínculos con el Pentágono… No se hizo
ningún intento de aprehender al fugitivo más conocido en Estados
Unidos, luego entonces podría ser que Bin Laden sirviera a otro
propósito mejor.”
 
Esa información fue publicada en el programa estelar de Dan Rather el
28 de enero de 2002, cuatro meses y medio después del atentado
terrorista con que Bush justificó su guerra antiterrorista.
 
Conocer esto facilita comprender por qué en los diálogos con Obama en
la Casa Blanca se afirmara que el problema más difícil podía proceder
de Pakistán.
 
La persona que con más respeto intercambió con Obama fue el general
Colin Powell, que pertenece al Partido Republicano que se opuso a su
elección como Presidente de Estados Unidos. Como se conoce, Powell
pudo ser el primer Presidente negro de Estados Unidos. Prefirió no
aspirar. Más tarde Bush lo nombró Secretario de Estado. Sé que
personas allegadas se opusieron firmemente a su aspiración. Pero no
poseo suficientes elementos de juicio para opinar sobre las
motivaciones de Colin Powell.
 
Espero que la síntesis del libro “Las guerras de Obama” haya sido útil
a los lectores de las Reflexiones.
 
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