Por Mario Ramirez
Los más están sorprendidos, no por Enrique Peña Nieto sino por Miguel Ángel Mancera, quien dicen -entregó la ciudad al PRI -. Los más adoloridos, no por dignidades inexistentes o cobardes, sino por verdaderos golpes de tolete y escudos de acrílico con la leyenda “Policía del DF“ o “PF“, son los maestros rurales de la CNTE. Acostumbrados a largas caminatas, a jornadas sobre burro o a malas condiciones para la enseñanza, aguantaron inclemencias citadinas durante muchos días y noches, pero también la satanización y criminalización de los mass media cooptados por la derecha y la ultraderecha mexicana. Rumian sus adoloridos cuerpos y se reorganizan en el monumento a la Revolución para continuar su lucha que se ha ganado la simpatía de otras luchas que aparecen en el horizonte creadas por la torpeza avorazada de un Pacto Nacional entre partidos que marginó desde un principio a “toda sociedad civil organizada“ hasta a los de derecha o centro, creyendo que los partidos todavía representan a “toda la sociedad mexicana“.
El problema es que tanto el círculo de políticos cercanos a Peña Nieto como los firmantes del Pacto de Partidos, no detectan que el panismo les entrega un Estado Fallido con grandes regiones controladas por el crimen organizado, otras por la insurgencia armada como el EZLN y otras más divididas ahora por necesidad entre autodefensas, crimen organizado, poderes fácticos y donde el Estado del “Nuevo PRI, que regresa“, se encuentra ausente en los hechos. Esto es que no leyeron bien la situación política o el desastre que les entrega el panismo y en vez de construir un Pacto con la Sociedad, contruyeron un Pacto dentro del Poder Legislativo, culpable histórico por colusión, con ese mismo desastre entregado a las huestes del “Nuevo PRI, que regresa“. En vez de corregir un problema, se aliaron con parte del problema.
El “Nuevo PRI, que regresa“ no es el viejo PRI, ni tampoco sus formas represivas son las mismas, quién lo analice así esta en un error. Este no es el PRI del estilo Salinas, pues sus “Pactos“ no eran de este tipo. Las alianzas de Salinas, incluían grandes sectores populares. Claro es que sus alianzas principales eras alianzas de clases dominantes, con objetivos de clases dominantes pero incluían concesiones y hasta organización social de amplios sectores populares de la población - leáse Solidaridad -. Aunque ha habido claras concesiones al salinismo - incluido el gesto amistoso de liberar al hermano -, hay un claro sesgo Peñanietista en la forma de aliarse con sectores que le interesan a Peña Nieto y reprimir a sus oponentes y cuestionadores.
El problema personal entre Elba Esther y Peña Nieto ha llevado a desmantelar al SNTE de Elba Esther y de paso a la CNTE de sus oponentes. Con la “Reforma Laboral de la Educación“, disfrazada de “Reforma Educativa“ general, hicieron crecer a la CNTE dentro del SNTE de Elba Esther al debilitarla en la cárcel y entregaron en los brazos de la CNTE a los indecisos de Elba Esther del SNTE. Fortalecida la CNTE por las torpezas peñaniestas, toma la Coordinadora el Zócalo por el acumulado de agresiones a la CNTE y al gremio en general y así se logra base social para oponerse a todas las demás Reformas Estructurales en puerta. La población - que no vemos televisión ni medios comprados - ha notado el avorazamiento de los nuevos Pactistas de Partido y el hecho de que no fueron invitados, sino que están siendo afectados por ese mismo Pacto y esta población ha optado por la Resistencia Civil.
Estamos en la misma realidad que afecta a la población en general del mundo con medidas neoliberales y se sorprenden los peñanietistas de que aparezca “indignados mexicanos“ por esas medidas en su contra. No se que vean los demás analistas y políticos de nuestro país, pero percibo a la Presidencia Imperial del llamado “Bárbaro de Atenco“, cada vez más sola y aislada en el conjunto de fenómenos posmodernos que se están sucediendo en nuestra sociedad y que este Grito del 15 de Septiembre del 2013 no es el de una contienda ganada, sino el desplante desesperado de un gobierno que aun no se consolida en el contexto nacional. “César recuerda que este triunfo y gloria son pasajeros“, le decían a los Césares de la Roma triunfante, ante las loas y vítores de las ciudades conquistadas, esclavos cuyo único trabajo era susurrarles al oído esa frase, que los salvaba de caer en la autocomplaciencia errónea del triunfo. Claro es que los Césares que no escuchaban los “Gritos de su Población“, tenían que soportar después las rebeliones de quiénes no eran escuchados jamás.
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