MÁS DAMNIFICADOS
Por José Luís Hernández Jiménez
Cuando diversos medios reportaron que en el Senado de la República,
el 19 de septiembre pasado, no se había llevado al cabo el simulacro
antisismo acordado para los tres órdenes de gobierno en
conmemoración de los terremotos de 1985, me dije a mi mismo: Mí
mismo, ahí está el origen de tanto damnificado, en la actitud de
nuestra clase política.
Varios Senadores entrevistados dijeron que no salieron del inmueble,
porque estaban muy ocupados, porque no escucharon la alarma, o que,
de plano, porque le tuvieron miedo a los profes de la CNTE, que
estaban apostados afuera. Si esto pasa con los preclaros Senadores,
qué se puede esperar de otros servidores públicos, que tienen
acceso a este tipo de maniobras, y sobre todo qué se puede esperar,
de los no informados ni capacitados, que son la mayoría de la
población.
Porque la misma falta de respuesta a los simulacros preparados por
las mismas autoridades, se da en todas las instancias públicas.
Dichos simularos para entrenar o capacitar a la gente ante posibles
catástrofes naturales, solo se hacen para cubrir el expediente, pues
no se garantiza que todos lo cumplan: suena la alarma y el personal
de los inmuebles sale pero muy lentamente, como para relajarse de las
tareas del día. No comprenden y nadie les hace comprender que su
vida y seguridad estarían en riesgo, en caso de no saber qué hacer
ante una contingencia. Así sucede en todas las oficinas públicas.
Luego se informa a los medios que tantos millones participaron en tal
o cual simulacro pero no es cierto. Si el sector público no toma en
serio esos simulacros, menos lo van a hacer otros posibles
damnificados.
Y esto solamente es un detalle, de toda una situación generalizada,
que se da en nuestro país. Los mexicanos no estamos preparados para
enfrentar catástrofes. Las consecuencias del paso de los recientes
fenómenos meteorológicos, por gran parte del territorio nacional,
ahí quedan, como evidencia de nuestra falta de preparación: 143
muertos, decenas de desaparecidos, cientos de heridos, miles de
desplazados, 14 entidades federativas afectadas, 250 municipios
maltratados, mas de un millón de personas afectadas directa o
indirectamente. Y daños económicos gigantescos.
Además no es la primera vez que ocurren tormentas, ciclones y
huracanes, como “Manuel” e “Ingrid”, como para que no
aprendamos a tomar medidas preventivas y, para empezar, a tomarlas en
serio. De 1988 a la fecha, el país ha sido afectado por, al menos,
75 de esos fenómenos naturales y parece que muy poco se hace al
respecto. En las postrimerías del gobierno federal anterior, se
elaboró un gran Plan de carácter preventivo, “Agenda del Agua
2030”, pero… ¡no se ha aplicado!
Más aún, entre las autoridades de los tres niveles de gobierno y
líderes ligados a todos los Partidos, siguen permitiendo y
fomentando la construcción de inmuebles, viviendas principalmente,
en cerros, en pasos naturales de agua y a las orillas de los ríos;
en todas partes, en las ciudades y en el campo. O se echan la culpa
unos a otros: Por ejemplo, en las contingencias recientes, la CONAGUA
y el Sistema Meteorológico Nacional, informaron a tiempo a las
autoridades estatales, de lo que se les venia encima. Y horas después
de iniciado el diluvio en Guerrero, su Gobernador compartía alegre
fiesta con todo su gabinete. Luego dijo que no le avisaron.
Otro ejemplo: en la ex ciudad más transparente del mundo, ex Ciudad
de los Palacios, ex Ciudad de la Esperanza, ex Ciudad en Movimiento,
la “mas avanzada y progresista de México”, gobernada por la
izquierda desde hace 16 años, la Sierras de Santa Catarina, del
Ajusco y de Guadalupe, los Cerros del Chiquihuite, de la Estrella y
del Peñón del Marqués, y hasta los Dinámos, el antiguo “Caminito
de Contreras”, están llenas de asentamientos humanos, muchos
irregulares, rodeados de riesgos de deslaves o inundaciones. Y dichos
asentamientos han sido fomentados por líderes ligados al PRI y al
PRD.
Pero más allá, de las negligencias acostumbradas, las cuales se
deberían castigar, más eficaz sería que convirtieran a la
Protección Civil, en una materia a impartir en las escuelas, desde
las pre primarias hasta llegar a la escuelas de educación superior.
Lo simulacros anti sismos y anti otros fenómenos naturales, debiera
ser sistemáticos, en las ciudades y en el campo, en las escuelas y
en los centro laborales, en todas las comunidades urbanas y rurales.
Así le hacen en otros países, y no les va tan mal. ¿Por qué no
aprender de ellos también?
Y es que en todo lo que tiene que ver con la protección civil,
predomina la improvisación, la corrupción, o al menos la
negligencia, como el caso de los Senadores, que el 19 de septiembre
no hicieron el simulacro a que estaban obligados. Mientras la clase
política siga poniendo el mal ejemplo, en este rubro y en muchos
otros, pues no nos irá bien. Y no habrá menos, sino más
damnificados.
Notitas: Una.- Que si hay desmanes durante la
manifestación del 2 de octubre en la Ciudad de México, quienes los
cometan habrán olvidado que el Movimiento Estudiantil de 1968, fue
útil para corregir desmanes de la clase política de entonces. Y no
al revés. Dos.- Que “El Movimiento, base para la Salud”
es el titulo de la plática que impartiremos el martes 8 de octubre,
a las 19 horas, en Concepción Béristegui 107, colonia del Valle, en
el DF. Organiza “Por el Cambio con Dignidad AC”. Tres.-
Que, como lo hemos dicho antes, la inseguridad en todo el país,
crece y crece. Eso dice en el reciente Informe del INEGI. Cuatro.-
Que los profes que se manifiestan en el DF, siguen en lo suyo. Es
decir, ajenos al repudio que provocan sus maneras de protestar, entre
los capitalinos. Cinco.- Que si el realty show,
entre la conductora Laura Bozzo y la periodista Carmen Aristegui, da
como resultado que se prohiban programas de tan baja calidad como el
de “Laura en América”, enhorabuena.
Correo E
hernández-jimenez2012@hotmail.com
México D.
F. a 1 de octubre de 2013.
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